¿Qué significa Génesis 43:14?
Diez de los hijos de Jacob, incluido su amado Benjamín, están reunidos y listos para emprender el viaje de regreso a Egipto para comprar comida para su familia (Génesis 43:1–2). Probablemente también esperaban que su hermano Simeón fuera liberado de prisión (Génesis 42:24) y pudiera regresar con ellos. De hecho, estaban obligados a llevarse a Benjamín, porque era la única manera que tenían para comprar más comida (Génesis 42:19–20; 43:3–5). Jacob acepto todo esto con mucha desgana y le costó mucho tiempo aceptar la situación (Génesis 43:10–13).Antes de irse, Jacob oró brevemente por ellos. De hecho, es raro escuchar las oraciones de los patriarcas en Génesis, aunque sí sabemos que Jacob oraba en los momentos en los que más miedo tenía, como cuando estaba a punto de reunirse de nuevo con su hermano Esaú (Génesis 32:9–12). Cuanto más miedo tenía, más oraba.
Jacob comienza dirigiéndose al "Dios Todopoderoso", del hebreo 'ēl Sad'day o El Shaddai. Esta es una referencia sobre Dios que nombra Su Poder absoluto y supremo sobre el universo. Jacob ora para que Dios le conceda misericordia a sus hijos ante este gobernante egipcio que les dio tantos problemas la primera vez que se reunió con ellos, y también ora para que el hombre enviara de regreso tanto a Benjamín como a Simeón, el "otro hermano".
Jacob concluye con una especie de oración de resignación. Si sucediera lo peor, parece decir, entonces no habría nada que él pudiera haber hecho. "Si pierdo a mis hijos, los pierdo". Esto parece ser una manera de "calmarse" a través de la autocompasión y la falta de esperanza. Por otro lado, también podría leerse como que Jacob quería aceptar la voluntad de Dios sea cual fuere. En cualquier caso, Jacob claramente estaba enviando a sus hijos con un corazón apesadumbrado y con toda su esperanza puesta en Dios para que controlara el resultado. Jacob no se dio cuenta de que su hijo perdido, José (Génesis 42: 8) era quien realmente estaba detrás de todo esto.
Génesis 43:1–15 describe la manera en la que Jacob se vio obligado a enviar a su amado hijo Benjamín para que acompañara a sus otros hijos a Egipto para comprar más trigo. Si Benjamín no fuera, no se les permitiría comprar nada. Esto ocurrió por orden del gobernador egipcio, quien en realidad era José. Si no consiguieran trigo, la familia se moriría de hambre. Jacob finalmente accedió y envió con sus hijos un regalo para el hombre, junto con el doble de la cantidad de dinero necesaria para comprar el trigo. Finalmente, Jacob le oró a Dios Todopoderoso por sus hijos antes de permitirles partir con su querido hijo menor.
Jacob tuvo que enviar a Benjamín junto con sus hermanos de regreso a Egipto para comprar más trigo para la familia. Sin ese trigo, se morirían de hambre, pero el gobernante egipcio no les vendería nada de trigo si no le llevaran a Benjamín tal y como se había acordado. Hablando en nombre de sus hermanos, Judá finalmente convenció a su padre. Al llegar a Egipto, fueron honrados como huéspedes en la casa de José. Le presentaron un regalo y José, después de sentirse abrumado por la emoción, le prestó una especial atención a Benjamín. Mientras todo esto estaba ocurriendo, no se dieron cuenta de que el gobernador de Egipto era en realidad José.