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Génesis capitulo 12

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Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

¿Qué significa Génesis capitulo 12?

El capítulo 12 de Génesis declara una verdad muy simple, poderosa y sorprendentemente profunda: Dios eligió a Abrán. El plan de Dios era hacerse para sí mismo una gran nación, un pueblo que fuera suyo, y eligió comenzarlo con Abrán. Génesis 12 registra este momento, el cual es vital como parte de la historia del mundo, del pueblo de Dios, Israel, y del plan que Dios ideó para ofrecerle la salvación al mundo a través de la fe en Cristo. Más tarde, Abrán pasaría a llamarse Abrahán.

La Biblia no nos dice si Dios y Abrán hablaron antes del llamamiento oficial de Abrán. Posiblemente sin previo aviso, el Señor comenzó a comunicarse con Abrán. Dios le dio una orden y le hizo una avalancha de promesas. La orden era que Abrán se fuera de su país, de su pueblo y de la casa de su padre. Las promesas debieron haber ido mucho más allá de cualquier cosa que Abrán jamás se hubiera imaginado para su propia vida. A los 75 años, Abrán era de mediana edad para su época, era rico y estaba casado con una mujer excepcionalmente hermosa llamada Saraí; sin embargo, no tenían hijos.

El Señor, sin explicación alguna, prometió hacer de Abrán una gran nación, bendecir y engrandecer el nombre de Abrán para que Abrán se convirtiera en una bendición en sí mismo, bendecir a los que bendijeran a Abrán y maldecir a los que lo deshonraran. Finalmente, Dios prometió que a través de Abrán, todas las familias de la tierra serían bendecidas. En respuesta a esta orden de Dios, Abrán, Saraí, Lot, el sobrino de Abrán, y su numerosa compañía se dirigieron hacia la tierra de Canaán. Este territorio algún día se convertiría en la Tierra Prometida (Génesis 12:7).

El séquito de Abrán viajó primero a Siquén, y luego a Betel. Abrán le construyó un altar al Señor en cada uno de los lugares donde se paraban, y después escuchó otra promesa del Señor en Siquén: "le daré esta tierra a tu descendencia". Esta promesa fue más específica que las anteriores y habría parecido incluso mucho menos probable de que fuera cierta desde la perspectiva de Abrán. En ese momento, Abrán era un hombre de 75 años que no tenía hijos y tenía una esposa estéril, y estaba en un tierra que ya estaba siendo ocupada por varios grupos de personas. Abrán no tenía ni un ejército ni medios para conquistar a nadie y, sin embargo, el Señor le prometió darles esta tierra a sus descendientes.

A continuación, Abrán viajó hacia el sur, hacia una zona desértica escasamente poblada conocida como el Néguev. Luego, él y su contingente viajaron aún más hacia el sur hasta Egipto. Se vieron obligados a hacerlo por una hambruna que estaba azotando la tierra. Debido a esto, tuvieron que encontrar la manera de comprarle comida a la gente que vivía en las tierras que se situaban a lo largo del Nilo. Esta será la primera vez que la fe de Abrán iba a ponerse a prueba, la fe que había depositado en el Dios que le había hecho esas grandes promesas. Abrán no pasará la prueba, pero se dará cuenta de que Dios continuará siéndole fiel de todos modos.

En resumen, Abrán temía que los egipcios lo mataran cuando vieran lo hermosa que era su esposa. Como inmigrante en Egipto y sin protección de ningún gobierno, ¿qué les impediría simplemente matarlo y llevársela? En lugar de pedirle ayuda al Señor, Abrán se inventó un plan: él y Sarai dirían que ella era su hermana. De hecho, esta era una verdad a medias, ya que sí que compartían el mismo padre (una práctica aparentemente común durante esa época). Al mismo tiempo era una mentira "completa", ya que en realidad Abrán ocultó el hecho de que estaban casados. La esperanza de Abrán, aparentemente, era que, como "hermano" de Saraí, podría rechazar cualquier propuesta de matrimonio que Saraí recibiera; o, al menos, evitar cualquier tipo de motivación que los rivales pudieran tener de matarlo para así tener acceso a Saraí.

Al entrar en Egipto, el temor de Abrán se justificó rápidamente, en parte debido a su propio engaño. El faraón se enteró de la gran belleza de Saraí y también se enteró de que aparentemente no estaba casada. Entonces, la tomó por esposa. El faraón recompensó generosamente a su "hermano" Abrán, pero aparentemente Abrán no tuvo forma de rechazar al faraón.

Ahí es cuando el Señor intervino para garantizar que el plan que había ideado para la vida de Abrán acabara teniendo éxito. Cuando tratamos de cumplir las promesas de Dios a través de nuestros propios medios, normalmente nos interponemos en Su camino. Entonces, para limpiar el desorden que el propio Abrán había creado, Dios afligió a la casa del faraón con una plaga de algún tipo. El alboroto resultante permitió que la verdad del matrimonio de Abrán con Saraí saliera a la luz. El faraón, comprensiblemente molesto con Abrán y temeroso del Señor, envió a toda la compañía, incluida Saraí, de regreso a Canaán.
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