Capítulo

Génesis capitulo 30

La Biblia de las Américas

25Y sucedió que cuando Raquel hubo dado a luz a José, Jacob dijo a Labán: Despídeme para que me vaya a mi lugar y a mi tierra. 26Dame mis mujeres y mis hijos por los cuales te he servido, y déjame ir; pues tú bien sabes el servicio que te he prestado. 27Pero Labán le respondió: Si ahora he hallado gracia ante tus ojos, quédate conmigo; me he dado cuenta de que el SEÑOR me ha bendecido por causa tuya. 28Y añadió : Fíjame tu salario, y te lo daré. 29Mas él le respondió: Tú sabes cómo te he servido, y cómo le ha ido a tu ganado conmigo. 30Porque tenías poco antes de que yo viniera, y ha aumentado hasta ser multitud; y el SEÑOR te ha bendecido en todo lo que he hecho. Y ahora, ¿cuándo proveeré yo también para mi propia casa? 31Y él respondió: ¿Qué te daré? Y Jacob dijo: No me des nada. Volveré a pastorear y a cuidar tu rebaño si tan sólo haces esto por mí: 32déjame pasar por entre todo tu rebaño hoy, apartando de él toda oveja moteada o manchada y todos los corderos negros, y las manchadas o moteadas de entre las cabras, y ése será mi salario. 33Mi honradez responderá por mí el día de mañana, cuando vengas a ver acerca de mi salario. Todo lo que no sea moteado y manchado entre las cabras, y negro entre los corderos, si es hallado conmigo, se considerará robado. 34Y Labán dijo: Muy bien, sea conforme a tu palabra. 35Aquel mismo día apartó Labán los machos cabríos rayados o manchados y todas las cabras moteadas o manchadas, y todo lo que tenía algo de blanco, y de entre los corderos todos los negros, y lo puso todo al cuidado de sus hijos. 36Y puso una distancia de tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba el resto de los rebaños de Labán.
Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

25Aconteció cuando Raquel hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi tierra. 26Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho. 27Y Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa. 28Y dijo: Señálame tu salario, y yo lo daré. 29Y él respondió: Tú sabes cómo te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo. 30Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha bendecido con mi llegada; y ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa? 31Y él dijo: ¿Qué te daré? Y respondió Jacob: No me des nada; si hicieres por mí esto, volveré a apacentar tus ovejas. 32Yo pasaré hoy por todo tu rebaño, poniendo aparte todas las ovejas manchadas y salpicadas de color, y todas las ovejas de color oscuro, y las manchadas y salpicadas de color entre las cabras; y esto será mi salario. 33Así responderá por mí mi honradez mañana, cuando vengas a reconocer mi salario; toda la que no fuere pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro entre mis ovejas, se me ha de tener como de hurto. 34Dijo entonces Labán: Mira, sea como tú dices. 35Y Labán apartó aquel día los machos cabríos manchados y rayados, y todas las cabras manchadas y salpicadas de color, y toda aquella que tenía en sí algo de blanco, y todas las de color oscuro entre las ovejas, y las puso en mano de sus hijos. 36Y puso tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de Labán.
Biblia del Jubileo

1Y viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, yo soy muerta. 2Y Jacob se enojaba contra Raquel, y decía: ¿Soy yo en lugar de Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? 3Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; entra a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella. 4Así le dio a Bilha su sierva por mujer; y Jacob entró a ella. 5Y concibió Bilha, y dio a luz un hijo a Jacob. 6Y dijo Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan. 7Y concibió otra vez Bilha, la sierva de Raquel, y dio a luz el hijo segundo a Jacob. 8Y dijo Raquel: Con luchas de Dios he luchado con mi hermana, y he vencido. Y llamó su nombre Neftalí. 9Y viendo Lea que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva, y la dio a Jacob por mujer. 10Y Zilpa, sierva de Lea, dio a luz un hijo a Jacob. 11Y dijo Lea: Vino la buena ventura. Y llamó su nombre Gad. 12Y Zilpa, la sierva de Lea, dio a luz otro hijo a Jacob. 13Y dijo Lea: Para hacerme bienaventurada; porque las mujeres me dirán bienaventurada; y llamó su nombre Aser. 14Y fue Rubén en tiempo de la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo. 15Y ella respondió: ¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo. 16Y cuando Jacob volvía del campo a la tarde, salió Lea a él, y le dijo: A mí has de entrar, porque a la verdad te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo. Y durmió con ella aquella noche. 17Y oyó Dios a Lea; y concibió, y dio a luz el quinto hijo a Jacob. 18Y dijo Lea: Dios me ha dado mi salario, por cuanto di mi sierva a mi marido; por eso llamó su nombre Isacar. 19Y concibió Lea otra vez, y dio a luz el sexto hijo a Jacob. 20Y dijo Lea: Dios me ha dado buena dádiva; ahora morará conmigo mi marido, porque le he dado a luz seis hijos; y llamó su nombre Zabulón. 21Y después dio a luz una hija, y llamó su nombre Dina. 22Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y abrió su matriz. 23Y concibió, y dio a luz un hijo; y dijo: Dios ha quitado mi vergüenza; 24y llamó su nombre José, diciendo: Añádame el SEÑOR otro hijo.
25Y aconteció, cuando Raquel dio a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi tierra. 26Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido contigo, porque tú sabes el servicio que te he hecho. 27Y Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, he experimentado que el SEÑOR me ha bendecido por tu causa. 28Y dijo: Señálame tu salario, que yo lo daré. 29Y él respondió: Tú sabes cómo te he servido, y cuánto ha sido tu ganado conmigo; 30porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en multitud; y el SEÑOR te ha bendecido con mi entrada; y ahora ¿cuándo tengo de hacer yo también por mi propia casa? 31Y él dijo: ¿Qué te daré? Respondió Jacob: No me des nada; si hicieres por mí esto, volveré a apacentar tus ovejas. 32Yo pasaré hoy por todas tus ovejas, poniendo aparte toda oveja pintada y manchada, y todo carnero bermejo entre los carneros, y lo pintado y manchado entre las cabras; y esto será mi salario. 33Así responderá por mí mi justicia mañana cuando me viniere mi salario delante de ti; todo lo que no fuere pintado ni manchado en las cabras y bermejo en las ovejas mías, se me ha de tener por de hurto. 34Y dijo Labán: Mira, Deseo que fuese como tú dices. 35Y apartó Labán aquel día los machos cabríos cinchados y manchados; y todas las cabras pintadas y manchadas, y todo lo que tenía en sí algo de blanco, y todo lo bermejo entre las ovejas, y las puso en la mano de sus hijos; 36y puso tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de Labán. 37Luego tomó Jacob varas de álamo verdes, y de almendro, y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. 38Y puso las varas que había mondado en las pilas, en los abrevaderos del agua donde las ovejas venían a beber, delante de las ovejas, las cuales se calentaban viniendo a beber. 39Y concebían las ovejas delante de las varas, y parían borregos cinchados, pintados y manchados. 40Y apartaba Jacob los corderos, y los ponía con su rebaño, los cinchados, y todo lo que era bermejo en el hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán. 41Y sucedía que cuantas veces se calentaban las tempranas, Jacob ponía las varas delante de las ovejas en las pilas, para que concibiesen delante de las varas. 42Y cuando venían las ovejas tardías, no las ponía; así eran las tardías para Labán, y las tempranas para Jacob. 43Y se multiplicó el varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos.

¿Qué significa Génesis capitulo 30?

Génesis 30 se caracteriza por el conflicto que surgió entre las esposas de Jacob, quienes eran hermanas, el nacimiento de más hijos bajo la bendición de Dios, y de la manera que Jacob finalmente logró amasar una gran riqueza después de hacer un trato inusual con su suegro.

El capítulo 29 describió las circunstancias tan infames que provocaron que Jacob se casara con Lea y Raquel. Con la esperanza de casarse con Raquel después de siete años de trabajo gratis, Jacob se sorprendió al descubrir que su suegro había enviado a Lea durante la noche de bodas, en lugar de haber enviado a Raquel. El resultado final de esta estratagema fue que Jacob finalmente se tuvo que casar con dos mujeres y tenía otros siete años de trabajo por delante. En respuesta al comprensible resentimiento que Jacob sentía hacia Lea, Dios le permitió concebir hijos, mientras que Raquel permaneció estéril por un tiempo.

Este capítulo comienza con Raquel, quien estaba muy desanimada, diciéndole a Jacob: "¡Dame hijos o moriré!" En realidad, no solo estaba desesperada por tener hijos, sino que envidiaba a su hermana Lea, quien ya le había dado cuatro hijos a Jacob. Jacob amaba a Raquel más que a Lea, pero con razón tuvo que corregir a Raquel diciéndole que Dios es el que realmente nos permite tener hijos (Génesis 30:1–2). El tema de la descendencia será el tema principal del capítulo, tanto con seres humanos como con animales.

Debido a su infertilidad, Raquel siguió el desafortunado ejemplo de Sara, la abuela de Jacob (Génesis 16:1–4), y le ofreció a Jacob su propia sierva para que fuera su esposa. Según las costumbres de la época, todos los hijos que tuviera esa sierva se considerarían como hijos de la esposa. Bilá pronto le dio a Jacob dos hijos, quienes por derecho le pertenecían a Raquel. Raquel usó nombres que describían las circunstancias y los sentimientos que tuvo en el momento en el que nacieron sus hijos (Génesis 30:3–8).

Al mismo tiempo, Lea dejó de quedarse embarazada, quizás porque Raquel estaba impidiendo que Jacob pasara tiempo con ella (Génesis 30:15). Entonces, Lea siguió el ejemplo de Raquel y le ofreció a Jacob su sierva para que se casara con ella. Zilpa, a su vez, dio a luz a dos hijos, quienes le pertenecían a Lea por derecho, y ella les puso nombres que hacían referencia a su felicidad (Génesis 30:9–13).

Sin embargo, ninguno de estos nacimientos terminó con la rivalidad que había entre Raquel y Lea. Ambas sabían que Raquel seguía siendo estéril y que Lea no amaba a Jacob. Entonces, este conflicto salió a la superficie nuevamente cuando Rubén, el hijo de Lea, trajo a casa algunas plantas de mandrágora que se había encontrado. En esa época se pensaba que las mandrágoras ayudaban a las mujeres con la infertilidad. Raquel le pidió a Lea que compartiera las plantas con ella, probablemente con la esperanza de que la ayudara a quedarse embarazada, Lea le dijo que ella se había llevado a su marido y ahora ella quería quedarse con sus plantas de mandrágora. Raquel, quien aparentemente estaba desesperada, se ofreció a permitir que Lea pasara una noche con Jacob a cambio de las plantas de mandrágora. Tal y como se puede ver, Raquel tenía mucha influencia sobre Jacob (Génesis 30:14–16).

Lea comenzó a tener hijos nuevamente, y tuvo otros dos niños y una niña, y les puso nombres que hacían referencia a cómo Dios la había provisto en su vida. Raquel finalmente dio a luz a su primer hijo, José. El nombre de "José" se podía entender como una oración para que pudiera tener otro hijo (Génesis 30:17–24).

La narración luego cambia para informarnos de que los 14 años de servicio que Jacob le había ofrecido a Labán a cambio de sus dos esposas habían llegado a su fin. Entonces, Jacob exigió que su suegro lo dejara marcharse para que pudiera regresar a casa con su propia gente. De hecho, es posible que Labán todavía tuviera algún derecho legal con el que podía retener a Jacob en su casa. En cualquier caso, Labán dijo claramente que se había enriquecido gracias a la bendición que el Señor había puesto sobre Jacob. Labán le dijo a Jacob que decidiera qué tipo de salario quería obtener para seguir trabajando para él (Génesis 30:25–28).

Los términos del contrato de Jacob parecieron ser un poco inusuales. En lugar de pedirle un salario fijo o incluso un porcentaje de los rebaños de Labán, Jacob le pidió quedarse con las cabras o corderos recién nacidos que fueran descoloridos. La mayoría de las ovejas del rebaño de Labán eran blancas y la mayoría de las cabras eran negras. Un pequeño porcentaje de las cabras tenía manchas, rayas, y algunas ovejas eran negras. Después de aceptar el trato de Jacob, Labán inmediatamente apartó a todos los animales descoloridos del rebaño y se los llevó a tres días de viaje desde donde se ubicaba el grupo principal. De este modo, parecía que el trato de Jacob estaba a punto de arruinarse (Génesis 30:29–36).

En cambio, el Señor bendijo sobrenaturalmente los esfuerzos poco convencionales de Jacob para hacer que las ovejas blancas produjeran corderos negros y las cabras negras tuvieran crías de varios colores. Parece ser que Dios se le había aparecido a Jacob en otro sueño para decirle que iba a ayudarle a corregir la manipulación de Labán (Génesis 31:7–12). Jacob usó unas varas verdes de álamo para hacer esto, pero está claro que fue Dios quien lo hizo todo. Además, Jacob crio el rebaño para que le produjera animales fuertes y descoloridos, y animales débiles de colores sólidos para Labán (Génesis 30:37–42).

Después de esto, Jacob se volvió enormemente rico. Gracias a la bendición del Señor, había superado el intento de manipulación de Labán que tenía el objetivo de que Jacob siempre fuera pobre y siempre tuviera que depender de su suegro (Génesis 30:43).
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