¿Qué significa Génesis 44:31?
Judá ha hecho todo lo posible para describir las consecuencias que traería el hecho de no volver a casa con su hermano menor, Benjamín (Génesis 44:18–30). El mismo Jacob dijo claramente que perder a otro hijo de Raquel provocaría que se muriera de dolor (Génesis 42:38). Ahora Judá enfatiza que su padre Jacob responsabilizaría a sus otros hijos si esto sucediera. Cuando llegaran a casa y viera que Benjamín no estaba con ellos, su padre se moriría de dolor, y culparía a Judá y a sus otros hijos por lo sucedido.El primer hijo de Raquel a quien Jacob perdió fue José (Génesis 35:24), quien todos creían que había muerto (Génesis 37:31–33), pero en realidad fue vendido como esclavo por Judá y el resto de los hermanos mayores (Génesis 37:24– 28). Ese mismo José, a quien sus hermanos no habían reconocido todavía, era el gobernante egipcio que ahora estaba escuchando la súplica desesperada de Judá (Génesis 42:7–8). En realidad, José había estado poniendo a prueba a sus hermanos. Lo que Judá dirá a continuación lo convencerá de que sus hermanos realmente habían cambiado (Génesis 44:32–34).
Génesis 44:14–34 nos explica la manera en que reaccionaron los hermanos de José después de que José pusiera a prueba su carácter una vez más. El más joven, Benjamín, tenía la copa de plata de José en su bolsa. José la puso allí en secreto. José quería saber si sus hermanos habían cambiado: ¿seguían siendo tan crueles y egoístas como cuando lo vendieron a él mismo como esclavo? La sentencia de Benjamín era convertirse en un esclavo de José, mientras que el resto era libre de volver a casa. En cambio, Judá se ofreció a tomar el lugar de Benjamín para salvar a su hermano menor y a su anciano padre, quien seguramente se moriría de dolor si Benjamín no volviera con ellos.
Once de los hijos de Jacob disfrutaron de una comida como invitados de honor en casa del gobernador egipcio. A la mañana siguiente, se dispusieron a volver a casa con toda la comida que necesitaban. Todo parece ir bien hasta que el mayordomo de la casa del gobernador los alcanzó cuando se encontraban de camino a casa y los acusó de haberle robado la valiosa copa de plata personal al gobernante egipcio. Los hermanos no sabían que este gobernador era José, el hermano al que vendieron como esclavo hacía ya unos veinte años. Tampoco saben que José le ordenó al mayordomo que pusiera la copa en el saco de Benjamín. Esto formaba parte de la prueba final que José les puso a sus hermanos, para ver si habían cambiado o no. Judá, quien no quería que Benjamín sufriera y acabara yendo a la cárcel, dio un poderoso discurso que tenía el objetivo de evitar que su padre Jacob tuviera que llorar la pérdida de otro de sus hijos. De este modo, Judá se ofreció a sí mismo como aquel que debía ser castigado por lo que Benjamín supuestamente había hecho.