¿Qué significa Génesis 44:21?
Judá le está suplicando al gobernador egipcio por misericordia (Génesis 44:14–17). Judá estaba hablando en nombre de su padre Jacob y de su hermano menor Benjamín (Génesis 44:18–20), y le recordó al visir de Egipto que él les había pedido a los hermanos que le trajeran a Benjamín para que pudiera verlo (Génesis 42:15). Hasta ahora, ninguno de los hermanos ha podido reconocer a José (Génesis 42:7–8), a quien ellos mismos vendieron como esclavo hacía ya veinte años (Génesis 42:21–23).En el momento en que José exigió ver a Benjamín, Judá y sus hermanos pensaron que su propósito era demostrar que no eran espías. Sin embargo, el verdadero motivo de José para exigir ver a Benjamín era simplemente que deseaba volver a ver a su hermano. José también estaba poniendo a prueba a sus hermanos para ver si habían cambiado o no (Génesis 37:24–28).
Génesis 44:14–34 nos explica la manera en que reaccionaron los hermanos de José después de que José pusiera a prueba su carácter una vez más. El más joven, Benjamín, tenía la copa de plata de José en su bolsa. José la puso allí en secreto. José quería saber si sus hermanos habían cambiado: ¿seguían siendo tan crueles y egoístas como cuando lo vendieron a él mismo como esclavo? La sentencia de Benjamín era convertirse en un esclavo de José, mientras que el resto era libre de volver a casa. En cambio, Judá se ofreció a tomar el lugar de Benjamín para salvar a su hermano menor y a su anciano padre, quien seguramente se moriría de dolor si Benjamín no volviera con ellos.
Once de los hijos de Jacob disfrutaron de una comida como invitados de honor en casa del gobernador egipcio. A la mañana siguiente, se dispusieron a volver a casa con toda la comida que necesitaban. Todo parece ir bien hasta que el mayordomo de la casa del gobernador los alcanzó cuando se encontraban de camino a casa y los acusó de haberle robado la valiosa copa de plata personal al gobernante egipcio. Los hermanos no sabían que este gobernador era José, el hermano al que vendieron como esclavo hacía ya unos veinte años. Tampoco saben que José le ordenó al mayordomo que pusiera la copa en el saco de Benjamín. Esto formaba parte de la prueba final que José les puso a sus hermanos, para ver si habían cambiado o no. Judá, quien no quería que Benjamín sufriera y acabara yendo a la cárcel, dio un poderoso discurso que tenía el objetivo de evitar que su padre Jacob tuviera que llorar la pérdida de otro de sus hijos. De este modo, Judá se ofreció a sí mismo como aquel que debía ser castigado por lo que Benjamín supuestamente había hecho.