¿Qué significa Mateo 27:6?
Los principales sacerdotes demostraron una vez más que Jesús tenía toda la razón al condenarlos debido a su hipocresía. De hecho, estuvieron dispuestos a pagar "dinero de sangre derramada" para capturar a Jesús. En este momento, al parecer, estuvieron interesados de nuevo en mostrar un legalismo extremo, e insistieron en seguir la ley de no poner dinero en la ofrenda que hubiera sido ofrecido como el precio de sangre derramada. La ley que parecen tener en mente viene de Deuteronomio 23:18: "no lleves a la casa del Señor tu Dios la paga de una ramera, ni el precio de un perro [un prostituto], para cumplir con una promesa. Tanto lo uno como lo otro son cosas que le repugnan al Señor tu Dios". En resumen: el dinero obtenido a través de actividades inmorales no debía ofrecerse en el templo.Dejando a un lado la hipocresía, este incidente refleja la visión tradicional que la humanidad tiene sobre los traidores. A pesar de que las acciones de Judas cumplieron exactamente lo que los líderes religiosos querían que ocurriese desde el principio (Juan 11:48–53), y ellos mismos lo incentivaron en todo momento (Mateo 26:14–16), aun así, sabían que hacer eso no estaba bien. Incluso las personas que se beneficiaron de dicha traición condenaron a la persona que lo había hecho. Por lo tanto, el hecho de que se refirieron a este pago como "dinero de sangre" solo resaltó aún más la vergüenza de lo que Judas había hecho.
Mateo 27:3–10 nos revela el profundo arrepentimiento que Judas sintió por haber traicionado a Jesús. Judas intentó devolverles las 30 piezas de plata a los principales sacerdotes y ancianos que le pagaron para traicionar a Jesús, pero estos las rechazaron y tampoco mostraron ningún tipo de interés por lo que Judas les estaba diciendo. Judas arrojó el dinero en el templo y se ahorcó. Los sacerdotes usaron el dinero para comprar un campo para enterrar a los extranjeros, y lo llamaron: el Campo de Sangre. Mateo afirma que todo esto cumplió una profecía y cita un pasaje de Zacarías. El libro de los Hechos también nos habla sobre la muerte de Judas (Hechos 1:16–20).
Cuando Judas se enteró de que Jesús había sido condenado, se arrepintió de haber traicionado al Señor. Entonces, tiró el dinero que se había ganado haciéndolo y se ahorcó. Jesús se presentó ante Pilato, quien no pudo encontrar nada de qué acusarlo. Debido a esto, la gente comenzó a gritar para que liberaran a un asesino convicto en lugar de a Jesús. Un grupo de soldados se burló de Jesús y luego lo crucificaron. En la cruz, también se burlaron de él porque dijeron que no podía salvarse a sí mismo. Después de tres horas de una oscuridad intensa, Jesús murió, y fue enterrado por uno de Sus seguidores en una tumba que no había sido usada anteriormente. Para evitar que alguien robara el cuerpo, unos soldados se quedaron vigilando la tumba.