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Mateo capitulo 5

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Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

¿Qué significa Mateo capitulo 5?

Mateo 5 comienza con el Sermón del Monte de Jesús. El tamaño de las multitudes que siguieron a Jesús en este momento de Su ministerio comenzó a hacerse cada vez más grande. La gente vino desde grandes distancias en todas direcciones para ver Sus milagros de curación y escuchar Sus enseñanzas.

Las palabras que la gente usa para describir la naturaleza varían drásticamente de un lugar a otro. Una persona que se cría en el oeste de los EE. UU. podría decir que un "estanque" es lo mismo que alguien en áfrica podría considerar como un "lago". Un antiguo israelita diría que una "monte", es lo mismo que alguien de Nepal consideraría simplemente como una "colina". El sermón de Jesús no ocurrió en un lugar parecido al Monte Everest o las Montañas Rocosas. Jesús probablemente compartió este sermón en las colinas que había cerca de Su casa en Cafarnaún, junto al Mar de Galilea. El monte desde donde lo compartió seguramente permitió que mucha gente se sentara y que muchas personas lo escucharan hablar de Jesús. Jesús se sentó a enseñar, lo cual era normal en esa época. Al ver a una persona sentada y de alguna manera elevada, la audiencia entendía que esa persona tenía algún tipo de autoridad (Mateo 5:1).

Entre la multitud estaban lo discípulos que Jesús había elegido, Sus seguidores comprometidos, y probablemente algunos más que simplemente tuvieron curiosidad por saber más sobre Jesús. El sermón mismo pudo haber sido mucho más largo de que lo que Mateo escribió en los capítulos 5, 6, y 7. Cristo llamó a Mateo en Mateo 9:9, pero los escritos antiguos no se preocupaban mucho por mantener los eventos que describen cronológicamente. Cristo probablemente llamó a Mateo antes de que Jesús compartiera este discurso (Mateo 4:23–25). Esto significa que Mateo pudo haber estado presente cuando Jesús comenzó a compartir este mensaje. Debido a que era recaudador de impuestos, seguramente sabía leer y escribir, ya que parte de su trabajo era mantener al día los registros económicos del imperio Romano en su zona. Por lo tanto, es posible que esta sea una transcripción exacta del sermón de Jesús. Incluso si Mateo hubiera escrito esto más tarde después de haber escuchado el sermón varias veces, las palabras de Jesús siguen siendo sorprendentes, incluso confusas y desafiantes (Mateo 5:2).

Mateo comienza el sermón describiendo una lista de frases llamadas Bienaventuranzas. Ese nombre proviene de la palabra latina beatus, que significa "bendito" o "feliz". Cada oración comienza con las palabras "bienaventurados". Bienaventurado, tal y como Jesús lo usa aquí, significa algo así como "tener un buen resultado". En realidad, no se refiere a tener sentimientos de felicidad; de hecho, algunas de estas declaraciones involucran cosas como el dolor y el sufrimiento. Cuando se lee desde una perspectiva meramente humana, es sorprendente escuchar el tipo de personas que él dice que son "bendecidas". La naturaleza humana no asocia la humildad y el dolor con cosas buenas. Sin embargo, todo el sermón de Jesús está diseñado para mostrarles a quienes escuchan que nuestras perspectivas de la vida están completamente al revés. Lo más importante es la humildad y el reino de Dios. Esas son las actitudes que reflejan que las personas que entienden la voluntad de Dios y Su perspectiva (Mateo 5:3–12).

Luego, Jesús les dice a Sus discípulos que sus vidas son enormemente valiosas. Ellos son la sal de la Tierra y la luz del mundo, por eso es tan importante que hagan las buenas obras que Dios les permite hacer. Esa es la manera en que aquellos que viven en la oscuridad en el mundo podrán ver a Dios. Al igual que las lámparas iluminan un cuarto oscuro, o la sal previene la descomposición de los alimentos, la influencia cristiana está destinada a contrarrestar el mal y la desesperación que existe en el mundo (Mateo 5:13–16).

Jesús luego aclara que él no vino a abolir "la Ley o los Profetas". Esta frase hace referencia a las Escrituras que ahora llamamos el Antiguo Testamento. En realidad, Jesús no dice que no fueran importantes, sino que él había venido a cumplirlas. Su misión no era rechazar esos mandamientos, sino satisfacer la ley misma. Para hacer eso, Jesús comenzó a explicar el verdadero significado de esos mandamientos. Esta parte del sermón comienza con un comentario acerca de que los verdaderos seguidores de Jesús deben sobrepasar la justicia de los escribas y los fariseos. Jesús quiere decir dos cosas con esto: su justicia era superficial, y ninguna persona puede ser lo suficientemente buena como para ganarse el cielo por sí misma (Mateo 5:17–20).

¿Qué significa el hecho de alcanzar un tipo de justicia que supere la de los líderes religiosos de Israel? Jesús explica esto con una serie de ejemplos usando un patrón de "han oído… pero yo digo". La idea aquí no es necesariamente rechazar las palabras que se enseñan en la ley. Más bien, la idea de Jesús es explicar que había algo más profundo en los mandamientos de Dios más allá de lo que se entiende después de hacer una simple lectura legalista. En cada uno de los casos, Jesús nos explica que simplemente evitar el pecado físico no es "suficiente". Dios tiene la intención de que Sus Palabras afecten nuestros corazones: nuestros pensamientos y actitudes pueden también pueden ser pecados tanto como nuestro comportamiento y las cosas que decimos.

Evitar el asesinato forma parte del sexto mandamiento (Éxodo 20:13). Sin embargo, seguir verdaderamente ese mandamiento, tal y como Dios lo dispuso, también significa no albergar en nuestro corazón ningún tipo de ira. La ira no es exactamente idéntica al asesinato, pero la ira es un pecado tanto como lo es el hecho de asesinar a una persona. Los cristianos deben buscar la reconciliación, tanto con Dios como con los demás, pare evitar enfrentarse al juicio de Dios (Mateo 5:21–26).

El séptimo mandamiento prohíbe el adulterio (Éxodo 20:14), pero Dios quiso decir algo más que simplemente evitar los actos físicos: elegir pensar, fantasear o "comerse con los ojos" a alguien también es pecado. Incluso el hecho hacer esfuerzos para tentar a otra persona a pecar se considera un pecado. Los pensamientos lujuriosos no son exactamente lo mismo que el adulterio físico, pero son igual de pecaminosos. Con eso en mente, Jesús hace unas declaraciones exageradas deliberadamente para enseñarnos acerca de los peligros a los que nos podemos enfrentar debido a nuestros impulsos. Es mejor estar mutilado o ciego que dejar que nuestros instintos naturales nos arrastren hasta el infierno (Mateo 5:27–30).

En la época de Jesús, el divorcio era bastante flexible. En la práctica, los hombres podían separarse de sus esposas prácticamente por cualquier motivo. El mandamiento de Dios sobre el divorcio no fue una señal que indicara Su aprobación (Deuteronomio 24:1–4), sino que lo hizo para proteger a las mujeres, para que no se las tratara mal. Jesús dijo que ningún divorcio es válido excepto en los casos de inmoralidad sexual, acabando así con cualquier tipo de motivo egoísta que pudiera llevar al divorcio. El matrimonio no es algo que debamos ponernos y quitarnos como un abrigo, sino que tiene implicaciones sagradas y, por lo tanto, debe tratarse con mucho respeto y paciencia (Mateo 5:31–32).

Jesús dice que no se deben usar juramentos causales. Con esto no se refiere a los votos matrimoniales, juramentos judiciales o contratos, sino que Jesús está hablando de sellar promesas diciendo cosas como "juro por…". Aunque el Antiguo Testamento permitía juramentos en el nombre de Dios (Levítico 19:12), la gente de la era de Jesús juraba por cosas pequeñas para poder excusarse más tarde si fuera necesario. Incluso hoy en día, la gente dice cosas como "lo prometo…" o "lo juro…" para sugerir que una promesa es sincera. Dado que esto implica que la palabra de esa persona no es del todo confiable, Jesús dice que tales juramentos deben evitarse por completo (Mateo 5:33–37).

Cristo también se refiere a la ley de venganza que aparece en el Antiguo Testamento (Deuteronomio 19:21). Esto estaba destinado a evitar que los conflictos se salieran de control, y hacía que los castigos se igualaran a la ofensa. Sin embargo, en asuntos personales, Jesús les ordena a los creyentes que busquen la paz antes que la venganza. Los insultos y los abusos deben ignorarse o devolverse con más amor y servicio de lo que se espera el agresor. Esto incluso se extiende incluso hasta el hecho de demostrar amor y orar por aquellos que nos odian y nos persiguen (Mateo 5:38–47).

La exigencia final de Jesús para aquellos que quieren ser justos ante Dios es la más difícil de todas: debemos ser perfectos como Dios es perfecto. Esto no solo nos explica la profundidad de los mandamientos de Dios, sino que también contextualiza perfectamente la predicación del evangelio de Jesús, la cual se basa en la salvación por gracia mediante la fe (Mateo 5:48).
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