¿Qué significa Génesis 30:7?
Raquel estaba enojada porque su amada hermana, Lea, pudo dar a luz a cuatro hijos, mientras que ella no había tenido ninguno (Génesis 29:31). Después de culpar tontamente a Jacob (Génesis 30:1–2), Raquel recurrió a una estrategia que ya había sido utilizado anteriormente en la misma familia. Según la costumbre, una mujer podía "tener" hijos a través de una sierva, y esos niños serían considerados como si fueran suyos; así es como Abrahán y Sara habían intentado "forzar" la voluntad de Dios muchos años antes (Génesis 16:1–4). El plan de Raquel acabó teniendo éxito, al menos porque finalmente llegó a tener un hijo: Dan (Génesis 30:6), el quinto hijo de Jacob.A Bilá todavía se le conoce como la sierva de Raquel (Génesis 29:29), lo que implica que Raquel retenía la posesión y la responsabilidad de Bilá a pesar de que ella también era una de las esposas de Jacob. Bilá concibió de nuevo y dio a luz a su segundo hijo, el sexto de Jacob. Este niño se llamará Neftalí, un nombre que hace referencia a la gran lucha que Raquel sufrió para conseguir tener hijos, así como su sensación de que existía una gran competencia entre las dos esposas.
Génesis 30:1–24 describe el nacimiento de ocho hijos más de Jacob, así como una hija. Raquel no podía tener hijos y por eso su criada finalmente le dio a Jacob dos hijos. Entonces, la criada de Lea también le dio a Jacob más hijos. Más tarde, la propia Lea llegó a tener tres hijos más. Finalmente, Dios recordó a Raquel. Raquel dio a luz a José, y le dio un nombre que se puede entender esencialmente como una oración que tenía el objetivo de que Dios le diera otro hijo más. Cuando termina este capítulo, Jacob tiene 11 hijos, al menos una hija y el plan de regresar a casa con su propia gente.
Dios es quien nos permite tener hijos. Dios incluso determina de qué color serán las ovejas y las cabras. Génesis 30 describe el deseo urgente de Raquel y Lea de tener hijos para poder ofrecérselos a Jacob y la manera en que Dios escucha y concede sus oraciones a Su debido tiempo. Además, Dios acaba bendiciendo las inusuales prácticas de Jacob a la hora de criar los rebaños de Labán, permitiéndole a Jacob deshacerse de los planes que Labán tenía para mantenerlo bajo su servicio tanto como le fuera posible.