¿Qué significa Marcos 14:41?
Jesús ha estado orando para que Dios decida no abandonarlo a los pecados del mundo, para que pase el "momento" de Su tormento (Marcos 14:35). Jesús ha sabido que debe enfrentarse a la cruz desde antes de la creación del mundo. Dios profetizó este momento cuando confrontó a Adán y Eva por su pecado (Génesis 3:15). Jesús luchó por el derecho a ser crucificado durante Su tentación en el desierto (Mateo 4:1–11). Sin la crucifixión, no hay salvación, y por eso vino a la tierra y por eso obedece a Su Padre (Filipenses 2:8). Por tanto, no es de extrañar que haya llegado la hora.También ha llegado la hora para Pedro, Jacobo y Juan. Jesús les dijo que usaran su tiempo de descanso para prepararse para la guerra espiritual que se avecinaba (Marcos 14:37–38). Ya está establecido que los discípulos se dispersarán cuando Jesús sea arrestado (Marcos 14:27) y Pedro negará conocer o seguir a Jesús (Marcos 14:30). Pero si hubieran velado y orado, el daño podría haber sido mitigado, como lo fue para Ezequías cuando se le informó de su muerte inminente (2 Reyes 20). En cambio, los discípulos se quedaron dormidos y el tiempo que tenían para prepararse ha llegado a su fin.
También ha llegado la hora para Judas. La teología de Judas es algo complicada. Judas fue elegido por Dios para que fuera "hijo de perdición", es decir, la persona que finalmente provocaría la perdición. Eso no significa que Dios lo creara desde un principio para ser una persona malvada o que Dios lo obligara a traicionar a Jesús. Piénselo bien, a Judas le importaba más el dinero que Jesús. Satanás pudo haber dirigido (Lucas 22: 3) y alentado (Juan 13:27) las decisiones de Judas, pero Judas es responsable de haber tomado sus propias decisiones. Satanás también llegó a usar a Pedro (Marcos 8:33), y Pedro negó seguir a Jesús tres veces, pero la diferencia es que Pedro no traicionó a Jesús tal y como Judas lo hizo.
Nosotros también nos enfrentaremos a nuestras propios "momentos". Dios nos ofrece pasar por momentos de paz para descansar y prepararnos, pero llegarán momentos en los que deberemos actuar. Estos momentos pueden ir desde hablar con un amigo sobre nuestros pecados o los suyos, hasta compartir las buenas nuevas de Jesús o incluso aceptar a Jesús como nuestro Salvador. Nosotros también tenemos la opción de "quedarnos dormidos" como los discípulos y prepararnos para satisfacer nuestras propias necesidades egoístas como Judas; sin embargo, también tenemos la opción de orarle a Dios y pedirle que nos de fuerzas para afrontar nuestros problemas.
Durante ese pasaje de Marcos 14:32–42, Jesús está en el huerto de Getsemaní esperando a que se lo lleven. Aquí se nos presenta un contraste entre la actitud de Jesús y el catastrófico fracaso de los discípulos a la hora de obedecerlo. Mientras que Jesús está despierto, vigilando y orando, los discípulos se duermen. Jesús vuelve tres veces para decirles que sigan orando y no se duerman, pero los discípulos están cansados física y espiritualmente (Marcos 13: 35–36). Los discípulos no se toman el tiempo, tal y como lo hace Jesús, para prepararse para las dificultades que estaban a punto de experimentar. De hecho, los discípulos están tan concentrados en el hecho de que Jesús va a vencer a los ocupantes romanos que no pueden prepararse para la guerra espiritual que sufrirían mientras Jesús estaba en la cruz. Esta historia también se encuentra en Mateo 26:36–46 y Lucas 22:39–46.
Jesús es ungido en una anticipación simbólica de Su muerte. Judas decide cooperar en secreto con los líderes religiosos locales para arrestar a Jesús en secreto. Durante la comida de la Pascua, Jesús predice la traición por parte de Judas y la negación de Pedro. Jesús también instituye la Cena del Señor, también conocida como la comunión. Después de orar en el Monte de los Olivos, Jesús es capturado cuando Judas lo identifica junto a una muchedumbre hostil enviada por las autoridades judías. Jesús aguanta un juicio corrupto y prejuicioso que termina en una condena por blasfemia. Pedro, temiendo por su vida, miente acerca de conocer a Jesús, y más tarde recuerda la predicción de Jesús y rompe a llorar.