Capítulo
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

Marcos capitulo 6

La Biblia de las Américas

14 El rey Herodes se enteró de esto, pues el nombre de Jesús se había hecho célebre, y la gente decía: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, por eso es que estos poderes milagrosos actúan en él. 15Pero otros decían: Es Elías. Y decían otros: Es un profeta, como uno de los profetas antiguos. 16Y al oír esto Herodes, decía: Juan, a quien yo decapité, ha resucitado. 17Porque Herodes mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, pues Herodes se había casado con ella. 18Porque Juan le decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. 19Y Herodías le tenía rencor y deseaba matarlo, pero no podía, 20porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Y cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo. 21Pero llegó un día oportuno, cuando Herodes, siendo su cumpleaños, ofreció un banquete a sus nobles y comandantes y a los principales de Galilea ; 22y cuando la hija misma de Herodías entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban a la mesa con él; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré. 23Y le juró: Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino. 24Ella salió y dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le respondió: La cabeza de Juan el Bautista. 25Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición, diciendo: Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja. 26Y aunque el rey se puso muy triste, sin embargo a causa de sus juramentos y de los que se sentaban con él a la mesa, no quiso desairarla. 27Y al instante el rey envió a un verdugo y le ordenó que trajera la cabeza de Juan. Y él fue y lo decapitó en la cárcel, 28y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. 29Cuando sus discípulos oyeron esto, fueron y se llevaron el cuerpo y le dieron sepultura.
30Los apóstoles se reunieron con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado. 31Y El les dijo: Venid, apartaos de los demás a un lugar solitario y descansad un poco. (Porque había muchos que iban y venían, y ellos no tenían tiempo ni siquiera para comer.) 32 Y se fueron en la barca a un lugar solitario, apartado. 33Pero la gente los vio partir, y muchos los reconocieron y juntos corrieron allá a pie de todas las ciudades, y llegaron antes que ellos. 34Al desembarcar, El vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor ; y comenzó a enseñarles muchas cosas. 35Y cuando era ya muy tarde, sus discípulos se le acercaron, diciendo: El lugar está desierto y ya es muy tarde; 36despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y se compren algo de comer. 37Pero respondiendo El, les dijo: Dadles vosotros de comer. Y ellos le dijeron: ¿Quieres que vayamos y compremos doscientos denarios de pan y les demos de comer ? 38Y El les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y ved. Y cuando se cercioraron le dijeron: Cinco, y dos peces. 39Y les mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde. 40Y se recostaron por grupos de cien y de cincuenta. 41Entonces El tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, los bendijo, y partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran ; también repartió los dos peces entre todos. 42Todos comieron y se saciaron. 43Y recogieron doce cestas llenas de los pedazos, y también de los peces. 44Los que comieron los panes eran cinco mil hombres.
Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

14Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se había hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes. 15Otros decían: Es Elías. Y otros decían: Es un profeta, o alguno de los profetas. 16Al oír esto Herodes, dijo: Éste es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos. 17Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer. 18Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. 19Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; 20porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de buena gana. 21Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea, 22entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. 23Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino. 24Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista. 25Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista. 26Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. 27Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. 28El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. 29Cuando oyeron esto sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.
30Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. 31Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer. 32Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto. 33Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos fueron allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él. 34Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas. 35Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada. 36Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer. 37Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer? 38Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces. 39Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. 40Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. 41Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos. 42Y comieron todos, y se saciaron. 43Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que sobró de los peces. 44Y los que comieron eran cinco mil hombres.
Biblia del Jubileo

14Y oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre era hecho notorio; y dijo: Juan el que bautizaba, ha resucitado de los muertos, y por tanto, virtudes obran en él. 15Otros decían: Elías es. Y otros decían: Profeta es, o alguno de los profetas. 16Y oyéndolo Herodes, dijo: Este es Juan el que yo degollé; él ha resucitado de los muertos. 17Porque el mismo Herodes había enviado, y prendido a Juan, y le había aprisionado en la cárcel a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; porque la había tomado por mujer. 18Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. 19Mas Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía; 20porque Herodes temía a Juan, conociéndolo varón justo y santo; y le tenía respeto; y escuchándole, hacía muchas cosas; y le oía de buena gana. 21Y venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta de su nacimiento, daba una cena a sus príncipes y tribunos, y a los principales de Galilea; 22y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando a Herodes y a los que estaban con él a la mesa, el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quisieres, que yo te lo daré. 23Y le juró: Todo lo que me pidieres te daré, hasta la mitad de mi reino. 24Y saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella dijo: La cabeza de Juan el Bautista. 25Entonces ella entró prestamente al rey, y pidió, diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan Bautista. 26Y el rey se entristeció mucho; mas a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla. 27Y luego el rey, enviando uno de la guardia, mandó que fuese traída su cabeza; 28el cual fue, y le degolló en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato, y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. 29Y oyéndolo sus discípulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y le pusieron en un sepulcro.
30Y los apóstoles se juntaron a Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. 31Y él les dijo: Venid vosotros aparte al lugar desierto, y reposad un poco. Porque había muchos que iban y venían, que aun no tenían lugar de comer. 32Y se fueron en un barco al lugar desierto aparte. 33Y los vieron ir muchos, y le conocieron; y concurrieron allá muchos a pie de las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él. 34Y saliendo Jesús vio gran multitud, y tuvo misericordia de ellos, porque eran como ovejas sin pastor; y les comenzó a enseñar muchas cosas. 35Cuando ya fuese el día muy entrado, sus discípulos llegaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y el día ya muy entrado; 36envíalos para que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor, y compren para sí pan; porque no tienen qué comer. 37Respondiendo él, les dijo: Dadles de comer vosotros. Y le dijeron: ¿Qué vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer? 38El les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Id, y vedlo. Y sabiéndolo, dijeron: Cinco, y dos peces. 39Y les mandó que hiciesen recostar a todos por partidas sobre la hierba verde. 40Y se recostaron por partidas, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. 41Y tomados los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió a todos los dos peces. 42Y comieron todos, y se saciaron. 43Y alzaron de los pedazos doce cestas llenas, y de los peces. 44Y los que comieron eran cinco mil hombres.

¿Qué significa Marcos capitulo 6?

Después de aumentar el alcance de Sus milagros al calmar una tormenta, exorcizar una legión de demonios, curar a una mujer sin ser consciente de ello y resucitar a una niña muerta (Marcos 4:35–5:43), Jesús se lleva a los Doce a Su ciudad natal de Nazaret. Jesús ve varias reacciones diferentes a Su ministerio. El pueblo gentil de la Decápolis tiene miedo y le ruega que se vaya (Marcos 5:17). Su familia se avergüenza y le ruega que vuelva a casa (Marcos 3:21, 31–32). Los fariseos de Jerusalén y los herodianos son celosos y arrogantes, y planean destruirlo (Marcos 3:6). Sin embargo, muchas personas le ruegan por Su toque sanador, presionándolo hasta el punto de que tiene que preocuparse por Su propia seguridad (Marcos 4:1).

Nazaret saluda a Jesús con un cinismo desdeñoso. Los vecinos y los miembros de la familia que ha conocido durante toda su vida reconocen la sabiduría de Su enseñanza, pero lo rechazan porque en realidad lo conocen desde pequeño. Estas reacciones encarnan el proverbio que dice "la familiaridad engendra desprecio". Irónicamente, la actitud de las personas más cercanas a Jesús parece estar de acuerdo con la suposición de Natanael (Juan 1:46) de que "nada bueno viene de Nazaret". Jesús acaba de dejar a una mujer tan llena de fe que fue sanada simplemente con tocar Su manto. Ahora, las personas que deberían conocerlo mejor tienen tan poca fe que Jesús no puede hacer casi nada para ayudarlas. La intención de Cristo de usar milagros es realizarlos para responder a la fe de las personas: cuando no hay fe, los milagros contradicen Su propósito (Marcos 6:1–6).

Inmediatamente después de este rechazo, Jesús les encarga a los Doce que comiencen sus propios ministerios en Su nombre. Jesús los envía con la orden de confiar en aquellos a quienes enseñan para recibir apoyo, y les da autoridad para sanar, exorcizar demonios e incluso resucitar a los muertos (Mateo 10:8). Estos esfuerzos acabarán siendo exitosos, pero no sin que hubiera consecuencias (Marcos 6:7–13).

Marcos enfatiza que los tiempos de victoria harán que los Doce sean vulnerables contra peligros aún mayores. Jesús relata la muerte de Juan el Bautista, que había condenado el matrimonio de Herodes Antipas, ganándose así la ira de la esposa de Antipas, Herodías. Mientras Antipas se mueve para proteger a Juan, Herodías espera una oportunidad para atacar, su hija se gana el favor de Antipas y, en un momento de locura, Antipas le promete un favor. Herodías instruye a su hija para que pida la cabeza de Juan, y Antipas se ve obligado a hacerlo (Marcos 6:14–29).

Más tarde, los Doce regresan exhaustos y hambrientos, pero con historias llenas de éxitos. Jesús planea un retiro y abordan el barco con la intención de encontrar un lugar apartado para descansar. Aquí, los Doce son víctimas de su propio éxito. La gente los reconoce tanto a ellos como a Jesús y los sigue tan rápido que algunos llegan a su destino antes de que el bote llegara a su destino. Sintiendo compasión por las "ovejas sin pastor", Jesús pasa el día enseñando y sanando. Por la noche, cuando los Doce desean despedir a la multitud para buscar comida, Jesús los desafía, y les pide que ellos mismos les dieran la comida. A pesar de sus recientes experiencias con los milagros de Jesús, los Doce están bloqueados, y es Jesús quien debe usar el almuerzo de un niño para alimentar a miles (Marcos 6:30–44).

Después de la cena, la gente está aún más convencida de que Jesús es el Mesías prometido, quien vino a rescatarlos de las garras de Roma (Juan 6:14–15). Aunque los Doce están de acuerdo, todavía están demasiado confundidos para actuar debido al comportamiento de Jesús. Jesús los apresura a regresar a Cafarnaún mientras calma el fervor nacionalista de la multitud. Con la multitud ya dispersa, se retira a una montaña para orar. Ya sea a la luz de la luna o al amanecer, Jesús se da cuenta de que, a pesar de haber remado toda la noche, el viento ha permitido que los Doce viajen sólo cuatro o cinco kilómetros. Jesús camina a través del agua hacia ellos, con la intención de tranquilizarlos al revelarles Su gloriosa presencia, pero su ignorancia los lleva hasta el temor. Quizás al darse cuenta de que necesitan consuelo más que epifanías, Jesús se une a ellos en el barco y llegan a Genesaret, al sur de Cafarnaún (Marcos 6:45–52).

En Genesaret, las cosas han vuelto a la normalidad o, al menos, al patrón familiar del ministerio terrenal de Jesús. La multitud de enfermos y heridos se agolpan para ver a Jesús mientras él y los Doce viajan por el campo. Sin embargo, la fe en la capacidad de Jesús para sanar ha crecido y muchos se curan con solo tocar el borde de Su manto (Marcos 6:53–56).
Expand
Expand
Expand
¿Qué es el evangelio?
Download the app:
BibleRef.com is a ministry of