¿Qué significa Génesis 50:19?
Cuando José era un adolescente, sus hermanos se enfurecieron debido a los sueños que estaba teniendo, en donde ellos parecían ser sus siervos (Génesis 37:5–11). Debido a los celos que le empezaron a tener, lo vendieron como esclavo (Génesis 37:26–28). Años más tarde, después de que José se convirtiera en el gobernador de todo Egipto (Génesis 41:44), se reencontraron inesperadamente debido a una hambruna, y José los acogió bajo su cuidado y protección (Génesis 47:11–13). Ahora que Jacob, su padre, había muerto (Génesis 50: 1–14), temían que José se vengara de ellos e intentaron apaciguar a José (Génesis 50:15–17). Al hacerlo, se postraron a sus pies (Génesis 50:18), cumpliendo así lo que los sueños predijeron que iba a ocurrir.La asombrosa respuesta de José nos muestra que en realidad los hermanos no necesitaban darle, o posiblemente inventarse, ningún mensaje que Jacob necesitara decirle a José desde su lecho de muerte para que los perdonara, ya que José ya los había perdonado. A pesar de todo su poder, José sabía claramente que el juicio final sobre la situación no le correspondía emitirlo a él. José no estaba "en el lugar de Dios". Después de ver todo lo que había sucedido, incluido su propio ascenso al poder, la hambruna y el rescate de Israel, comprendía claramente que Dios había estado en control en todo momento. Por eso, José le dejó a Dios que fuera el juez soberano de todo lo que había sucedido. José renunció a vengarse de sus hermanos.
La orden de Pablo en Romanos 12:19 reforzará aún más esta idea: "no busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actúe la ira de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor".
La siguiente frase (Génesis 50:20) es un resumen poderoso y directo de la perspectiva que José tenía sobre todo lo que había sucedido. Esto nos aclara que Dios, y no las personas, es quien tiene el control de las cosas en última instancia, y que Dios tiene la capacidad de hacer que los actos malvados que se comenten en el mundo se puedan usar más tarde para causar el bien en la vida de las personas (Romanos 3:28).
Génesis 50:15–21 nos dice que los hermanos de José estaban siendo consumidos por la culpa y el miedo después de la muerte de su padre. Les preocupaba que José hubiera estado esperando a que Jacob muriera para así poder vengarse de ellos. De hecho, esta manera de pensar tenía su fundamento, ya que en el pasado llegaron a vender cruelmente a José como esclavo cuando solo era un adolescente (Génesis 37:26–28). Los hermanos intentaron apaciguar a José con un mensaje, supuestamente de Jacob, pero él les dijo que no tuvieran miedo. En uno de los comentarios más importantes de las Escrituras, José les explica su convicción de que, aunque su intención había sido mala, la providencia de Dios estaba en control de todo lo que había sucedido. A pesar de sus malas intenciones, Dios usó sus actos malvados para salvar muchas vidas. José les aseguró que no les haría ningún daño.
Génesis 50 comienza con José llorando sobre el cuerpo de su padre, seguido del embalsamamiento de Jacob, un período de duelo de estado de 70 días y un viaje a Canaán para enterrar a Jacob junto a sus padres. Los hermanos de José, preocupados de que se vengara de ellos por haberlo vendido como esclavo en el pasado, buscaron el perdón de José. José les aseguró que no les haría daño. Después, el capítulo salta hasta el final de la vida de José. Después de asegurarle a su pueblo que Dios los devolvería a Canaán algún día, José murió y fue embalsamado.