Capítulo
Verso

Génesis 32:26

LBLA Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices.
NBLA Entonces el hombre dijo: “Suéltame porque raya el alba.” “No te soltaré si no me bendices,” le respondió Jacob.
NVI Entonces el hombre le dijo: ?¡Suéltame, que ya está por amanecer! ?¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob.
RV1960 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.
JBS Y dijo: Déjame, que el alba sube. Y él dijo: No te dejaré, si no me bendices.

¿Qué significa Génesis 32:26?

Jacob recientemente se había preparado bien por temor a que su hermano pudiera estar planeando atacarlo (Génesis 32:6). Resulta que Jacob fue finalmente atacado, pero no por su hermano Esaú. En cambio, después de haberse quedado solo por la noche, Jacob fue atacado por un hombre misterioso y desconocido. Los dos se involucraron en un combate físico real, y lucharon entre sí hasta el amanecer. Pronto se nos dirá que este hombre misterioso era Dios en algún tipo de forma física (Génesis 32:28).

A medida que continuaba la lucha, el hombre de repente descoyuntó la cadera de Jacob. Este "golpe" no significa que se tratara de algún tipo de milagro u otro acto sobrenatural. Estos hombres estaban luchando, lo cual implica que se utilizaron movimientos bruscos que podían causar el dislocamiento de una cadera. Tal y como un instructor puede decidir "no poder" derrotar a un estudiante para que así el estudiante pueda seguir compitiendo contra él, este hombre "no pudo" derrotar a Jacob hasta que este hombre misterioso decidió darle un golpe decisivo, el cual posiblemente le dejó físicamente discapacitado para siempre (Génesis 32:31). Esto, por supuesto, significaba que, en ese momento, Jacob estaba en total desventaja.

Aunque estaba claramente derrotado, Jacob se negó a liberar al hombre. El hombre seguía insistiendo en irse desde que había amanecido, pero Jacob continuó negándose a que se fuera. Jacob reconoció que este hombre tenía un poder sobrenatural. De hecho, pareció entender que este era Dios o un representante de Dios. Jacob insistió en que el hombre lo bendijera, y así, esta petición se convirtió en uno de los momentos más profundos y con más simbolismo de todo el Antiguo Testamento.

La historia y la personalidad de Jacob son claves para entender este pasaje. Su pasado estuvo plagado de incidentes de engaño (Génesis 27:22–23; 29:21–25). De hecho, se le conocía por ser un mentiroso (Génesis 27:36). Su estafa más famosa fue hacerse pasar por su hermano para engañar a su padre para que en su lugar lo bendijera a él (Génesis 27:30–35). Incluso las palabras hebreas que se usan aquí están llenas de significado: el río se llama Yab'bōq, que significa "vaciado". El nombre de Jacob en hebreo es Ya'aqōb, que significa "agarrador del talón"; y al combate descrito aquí se le llama yē'ābēq.

Todo esto es importante para el momento crítico que se describe durante el siguiente versículo.
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Resumen de contexto
Génesis 32:22–32 describe una pelea que Jacob no esperaba tener. Mientras se preparaba con miedo para encontrarse con su hermano Esaú, Jacob de pronto se encontró luchando con un extraño desconocido en medio de la oscuridad, y luchó con este hombre misterioso durante gran parte de la noche. Al acercarse la mañana, el hombre le dislocó la cadera a Jacob. Jacob se dio cuenta de que su oponente era un ser divino y le pidió que lo bendijera. Poéticamente, Dios insistió en que Jacob, quien era conocido por sus engaños y mentiras, se identificara primero. Después de que Jacob respondiera honestamente a Su pregunta, Dios le cambió su nombre, le puso Israel y lo bendijo. Cuando salió el sol, Jacob cojeó de camino para reunirse con su familia y finalmente encontrarse con su hermano.
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Resumen del capítulo
A medida que Jacob se alejaba de Labán y regresaba a su propio país, estaba más cerca de enfrentarse a otro posible conflicto. Su hermano gemelo Esaú se estaba acercando con 400 hombres. Jacob temía que este grupo estuviera viniendo para vengarse por haberle robado a Esaú la bendición familiar 20 años antes. Jacob tenía tanto miedo que dividió su compañía en dos bandos, y oró para que Dios lo ayudara. También preparó un enorme regalo para apaciguar a Esaú. Finalmente, mientras estaba solo en la oscuridad, Jacob se vio inesperadamente obligado a luchar contra un hombre misterioso, quien resultó ser Dios mismo personificado de alguna manera. En un momento profundo de simbolismo, Dios le obligó a Jacob a decir su propio nombre, y finalmente Dios se lo cambió, y le puso de nombre Israel.
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¿Qué es el evangelio?
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