¿Qué significa Génesis 32:21?
Jacob le envió un gran regalo a su hermano Esaú (Génesis 27:30–35; 27:41–45). Después de unos veinte años, Jacob estaba regresando a casa y se enteró de que Esaú se estaba dirigiendo hacia él con un grupo de 400 hombres (Génesis 32:6). La intención de Jacob de enviarle este regalo, que en realidad eran cinco grandes rebaños de ganado separados, estaba clara. Jacob esperaba que cada sucesivo obsequio, junto con la actitud de servidumbre con la que se los estaba entregando a Esaú, apaciguaran a Esaú lo suficiente como para evitar un conflicto violento entre los dos.En este momento, el plan de Jacob estaba en marcha. Los rebaños de animales estaban en movimiento. Ahora tocaba esperar. Jacob pasaría una noche larga y sorprendentemente agitada en el campamento antes de que se decidiera su destino al día siguiente.
Génesis 32:1–21 describe los preparativos de Jacob para encontrarse con su hermano Esaú, quien venía con 400 hombres. Esta será la primera vez que Jacob y Esaú hablaron desde que Jacob huyó debido a la ira de Esaú tal y como se describe en Génesis 27. Jacob estaba aterrorizado de que Esaú viniera a matarlo. Por lo tanto, decidió dividir su compañía en dos partes. Jacob oró con humildad y fe a Dios por su liberación. Jacob también preparó un gran regalo de 550 animales para que se lo dieran a Esaú para así apaciguar su presunto enojo.
A medida que Jacob se alejaba de Labán y regresaba a su propio país, estaba más cerca de enfrentarse a otro posible conflicto. Su hermano gemelo Esaú se estaba acercando con 400 hombres. Jacob temía que este grupo estuviera viniendo para vengarse por haberle robado a Esaú la bendición familiar 20 años antes. Jacob tenía tanto miedo que dividió su compañía en dos bandos, y oró para que Dios lo ayudara. También preparó un enorme regalo para apaciguar a Esaú. Finalmente, mientras estaba solo en la oscuridad, Jacob se vio inesperadamente obligado a luchar contra un hombre misterioso, quien resultó ser Dios mismo personificado de alguna manera. En un momento profundo de simbolismo, Dios le obligó a Jacob a decir su propio nombre, y finalmente Dios se lo cambió, y le puso de nombre Israel.