Capítulo
Verso

Génesis 34:31

LBLA Pero ellos dijeron: ¿Había de tratar él a nuestra hermana como a una ramera?
NBLA Pero ellos dijeron: “¿Había de tratar él a nuestra hermana como a una ramera?”
NVI Pero ellos replicaron: ?¿Acaso podíamos dejar que él tratara a nuestra hermana como a una prostituta?
RV1960 Pero ellos respondieron: ¿Había él de tratar a nuestra hermana como a una ramera?
JBS Y ellos respondieron: ¿Había él de tratar a nuestra hermana como a una ramera?

¿Qué significa Génesis 34:31?

Jacob está enojado con dos de sus hijos, Leví y Simeón. Está furioso porque su acto de venganza impetuoso y sangriento lo ha dejado a él y a su numerosa compañía expuestos y vulnerables a las represalias de la gente de la tierra (Génesis 34:25–30). Lamentablemente, parece que sus emociones se deben principalmente al daño que esto podría hacerle a su propia reputación. Al mismo tiempo, no se menciona que Jacob estuviera tan indignado como sus hijos (Génesis 34:5–7), o que los estuviera reprendiendo por haber usado el engaño y la violencia para "solucionar" el problema.

Leví y Simeón responden con una sola pregunta: ¿y él tenía que tratar a nuestra hermana como a una ramera? Ellos respondieron usando la violencia cuando se enteraron de que Siquén había violado a su hermana (Génesis 34:3). Usando engaños (Génesis 34:13), convencieron a los hombres del pueblo, los mismos que estaban protegiendo al violador, de que se circuncidaran (Génesis 34:20–24). Mientras los combatientes estaban doloridos, los dos hermanos entraron con sus fuerzas de combate y aniquilaron a todos allí dentro.

Es útil recordar que Dina era la hermana de sangre de Leví y Simeón. Lea era su madre, quien se convirtió en la primera esposa de Jacob. Todos ellos sabían que su padre Jacob nunca había amado a Lea, al menos no en la medida en que había amado a Raquel (Génesis 29:31). Esta respuesta indignada no solo parecía estar intentando defender sus acciones, sino que también parecía ser una crítica acerca de cómo había reaccionado Jacob ante todo lo que había pasado. Es como si estuvieran diciendo: ¿ibas a hacer algo?

De hecho, Siquén trató a Dina con una profunda humillación: ofreció pagar grandes sumas de dinero para casarse con ella después de haberla violado; y no se mencionó en ningún momento que él se sintiera mal por lo que había hecho; incluso él y su padre trataron de aprovecharse de la situación para enriquecerse (Génesis 34:8–12). Leví y Simeón parecen insinuar que Jacob habría sido el culpable de vender a Dina como una prostituta si hubieran permitido que algo así sucediera.

Jacob nos da la impresión de actuar completamente basándose en el miedo a lo largo de todo este episodio. De hecho, parece que ni la lealtad, ni la protección o el amor que sintiera por Dina o su madre Lea entraron en juego en absoluto, lo cual contrastará fuertemente con la manera en la que Jacob reaccionará cuando uno de sus hijos más favorecidos, José, parezca haberse perdido (Génesis 37:33–35).

Asimismo, aunque los hijos de Jacob estaban motivados, en cierto sentido, por el honor, sus métodos incluyeron el engaño, la ruptura de un contrato y lo que fácilmente podría considerarse como un claro asesinato. Uno podría haberse esperado ver a Jacob condenar abiertamente sus acciones; o, al menos, contextualizar la situación más allá de la preocupación que pudiera sentir por la manera en que su reputación podría haber cambiado con respecto a los demás pueblos que habitaban en esa tierra. Sin embargo, esa misma reputación le acabará resultando bastante útil, ya que los cananeos acabarán evitando por un tiempo cualquier tipo de conflicto con Israel a partir de ese momento (Génesis 35:5).
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