¿Qué significa Génesis 49:7?
Por primera vez, la profecía desde el lecho de muerte de Jacob sobre el futuro de sus hijos y su descendencia (Génesis 49:1–2) usa la palabra "maldito". Jacob está condenando a su segundo y tercer hijo Simeón y Leví. Parece responsabilizarlos por su tendencia general hacia la ira, una ira que era cruel y violenta. La masacre de todos los hombres en Siquén después de que un príncipe local violara a su hermana Dina parece ser la principal razón para que esto ocurriera (Génesis 34:13–15, 24–29).La maldición profética de Jacob venía con el peso del propio juicio de Dios. Las tribus de Simeón y Leví se acabarían dividiendo y esparciendo dentro de Israel. Aunque aparentemente eran cercanos los unos con los otros, como hermanos, se acabarán separando. Aunque el pueblo de Leví cumplirá un propósito honorable como sacerdotes de Israel, su herencia se acabará esparciendo con ciudades por toda la nación (Josué 21). Por lo tanto, no tendrán su propia tierra.
La tribú de Simeón eventualmente recibirá una herencia de tierra dentro de la tribu de Judá, la cual era mucho más grande y fuerte (Josué 19:1, 9) antes de aparentemente debilitarse y dispersarse en grupos más pequeños con diferentes tribus en Israel. La población de Simeón parece cambiar drásticamente entre Números 1:23 y Números 26:14. Más adelante, solo parece haber subgrupos de la tribu, como en 1 Crónicas 4:38–43; 2 Crónicas 15: 9; y 2 Crónicas 34:6. Simeón tampoco se menciona en la bendición final que Moisés compartirá con las tribus en Deuteronomio 33.
Génesis 49:1–7 inicia los comentarios proféticos de Jacob sobre sus hijos, comenzando con Rubén, Simeón y Leví. Estos aparecen en el contexto de una "bendición" familiar, aunque no todas las predicciones son positivas. La bendición principal ya se les había otorgado a los dos hijos mayores de José (Génesis 48:5–6). Aquí, los tres hijos mayores de Jacob son castigados por los pecados que cometieron anteriormente. Rubén perdió sus derechos de primogénito, y Jacob predijo que Levi y Simeón acabarían formando parte de las otras tribus de Israel.
Génesis 49 contiene los últimos comentarios proféticos de Jacob. En forma de poesía, Jacob pronuncia "bendiciones" positivas y negativas sobre cada uno de sus 12 hijos y las personas que vendrían de ellos. Rubén, Simeón y Leví deben rendir cuentas por sus pecados pasados. Judá se describe como un león; la línea real vendría de su pueblo. A José y a su descendencia se les ofrecen muchas bendiciones. Una vez que se completa el oráculo, Jacob les ordena a sus hijos que lo entierren con sus padres en Canaán. Finalmente, Israel (Génesis 35:10–11) exhala su último suspiro y muere.