¿Qué significa Mateo 12:24?
Los fariseos se negaron a considerar incluso la posibilidad de que Jesús pudiera ser el Mesías prometido (Mateo 12:22–23). A pesar de todas Sus curaciones y milagros, Jesús simplemente no cumplía con sus expectativas de cómo debería ser el Salvador de Israel. Peor aún, Jesús a menudo contradecía sus tradiciones y autoridad (Mateo 12:1–8). Aun así, necesitaban alguna explicar de alguna manera los milagros que Jesús estaba realizando. Cristo podía expulsar demonios con una sola palabra.En lugar de seguir la evidencia hasta llegar a su conclusión lógica, los fariseos llegaron a tener una opinión más drástica y obstinada. Los fariseos le dijeron a la gente que estaba allí cerca que la habilidad que Jesús tenía para expulsar demonios había venido de Beelzebú, el príncipe de los demonios. Beelzebú, que significa "amo de la casa", era otro nombre que se utilizaba para nombrar a Satanás o el diablo. En resumen, los fariseos acusaron a Jesús de hacer hechicería: una manera de acceder al poder de los espíritus malignos para lograr propósitos específicos. Bajo la ley de Moisés, la pena que las personas recibían por practicar la hechicería era la muerte (Éxodo 22:18).
Esta no fue la primera vez que los fariseos acusaron a Jesús de haber expulsado demonios gracias al poder de Satanás. En Mateo 9:34 hicieron lo mismo después de escuchar a la multitud expresar su asombro debido al poder que Jesús tenía sobre los demonios. Los fariseos siguieron conspirando para matar a Jesús (Mateo 12:14), y esta acusación encajaba perfectamente en su plan. Primero, desacreditaba el poder de Jesús, considerando que no venía de Dios. En segundo lugar, les ayudaba a acusar a Jesús de haber cometido un pecado que se merecía la pena capital en su cultura.
En la actualidad, debemos darnos cuenta de lo obstinados que se habían vuelto estos fariseos críticos. Este es muy buen ejemplo de una verdad que a menudo aparece en la Biblia: que algunas personas nunca llegarán a creer, pase lo que pase. Los fariseos sabían y habían visto todo lo que necesitan saber y ver, pero deliberadamente se negaron a aceptar la verdad (Juan 5:39–40).
A continuación, Cristo criticará a los fariseos debido a las acusaciones que estaban haciendo y además les responderá con muchísima dureza.
Mateo 12:22–32 comienza con Jesús sanando a un hombre que estaba siendo oprimido por un demonio y no podía ni ver ni hablar. El pasaje termina con una declaración controvertida y preocupante. La multitud se estaba preguntando si Jesús era el Mesías. Algunos fariseos decían que Jesús expulsaba demonios usando el poder del príncipe de los demonios. Jesús contrarrestó su argumento con lógica y una dura reprensión. Los fariseos estaban cegados a la verdad: el reino de Dios había llegado. La blasfemia contra el Espíritu Santo—lo cual significa presenciar un milagro de tal calibre y atribuírselo a Satanás—es un pecado que no podrá ser perdonado.
Mateo 12 nos presenta algunas confrontaciones entre los fariseos y Jesús acerca de varios temas: trabajar durante el sábado, sanar durante el sábado y aclarar de dónde venía Su poder para expulsar demonios. Jesús contrarresta cada uno de sus argumentos y reprende duramente a los fariseos por su obstinada incredulidad. Jesús incluso señala que aquellos que maliciosamente les atribuyen Sus milagros a los demonios son imperdonables. También les advierte, y al resto de su generación, sobre el juicio de Dios. Jesús llama a los fariseos "generación de víboras", y rechaza hacer otro milagro ante ellos; todo lo que se les promete es la señal de Jonás. El Hijo del Hombre estará en el corazón de la tierra por tres días. Jesús también declara que todos los que hacen la voluntad de Su Padre forman parte de Su familia.