Capítulo

Mateo 12:24

LBLA Pero cuando los fariseos lo oyeron, dijeron: Este no expulsa los demonios sino por Beelzebú, el príncipe de los demonios.
NBLA Pero cuando los Fariseos lo oyeron, dijeron: “Este no expulsa los demonios sino por Beelzebú, el príncipe de los demonios.”
NVI Pero, al oírlo los fariseos, dijeron: «Este no expulsa a los demonios sino por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios».
RV1960 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Éste no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.
JBS Mas los Fariseos, oyéndolo, decían: Este no echa fuera los demonios, sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.

¿Qué significa Mateo 12:24?

Los fariseos se negaron a considerar incluso la posibilidad de que Jesús pudiera ser el Mesías prometido (Mateo 12:22–23). A pesar de todas Sus curaciones y milagros, Jesús simplemente no cumplía con sus expectativas de cómo debería ser el Salvador de Israel. Peor aún, Jesús a menudo contradecía sus tradiciones y autoridad (Mateo 12:1–8). Aun así, necesitaban alguna explicar de alguna manera los milagros que Jesús estaba realizando. Cristo podía expulsar demonios con una sola palabra.

En lugar de seguir la evidencia hasta llegar a su conclusión lógica, los fariseos llegaron a tener una opinión más drástica y obstinada. Los fariseos le dijeron a la gente que estaba allí cerca que la habilidad que Jesús tenía para expulsar demonios había venido de Beelzebú, el príncipe de los demonios. Beelzebú, que significa "amo de la casa", era otro nombre que se utilizaba para nombrar a Satanás o el diablo. En resumen, los fariseos acusaron a Jesús de hacer hechicería: una manera de acceder al poder de los espíritus malignos para lograr propósitos específicos. Bajo la ley de Moisés, la pena que las personas recibían por practicar la hechicería era la muerte (Éxodo 22:18).

Esta no fue la primera vez que los fariseos acusaron a Jesús de haber expulsado demonios gracias al poder de Satanás. En Mateo 9:34 hicieron lo mismo después de escuchar a la multitud expresar su asombro debido al poder que Jesús tenía sobre los demonios. Los fariseos siguieron conspirando para matar a Jesús (Mateo 12:14), y esta acusación encajaba perfectamente en su plan. Primero, desacreditaba el poder de Jesús, considerando que no venía de Dios. En segundo lugar, les ayudaba a acusar a Jesús de haber cometido un pecado que se merecía la pena capital en su cultura.

En la actualidad, debemos darnos cuenta de lo obstinados que se habían vuelto estos fariseos críticos. Este es muy buen ejemplo de una verdad que a menudo aparece en la Biblia: que algunas personas nunca llegarán a creer, pase lo que pase. Los fariseos sabían y habían visto todo lo que necesitan saber y ver, pero deliberadamente se negaron a aceptar la verdad (Juan 5:39–40).

A continuación, Cristo criticará a los fariseos debido a las acusaciones que estaban haciendo y además les responderá con muchísima dureza.
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