¿Qué significa Mateo 12:23?
Jesús acaba de sanar a un hombre que estaba siendo oprimido por un demonio, el cual había provocado que no pudiera ver ni hablar, probablemente expulsando al demonio fuera de su cuerpo (Mateo 12:22). De repente, el hombre comenzó a hablar y también podía a ver. El cambio debió haber sido dramático, porque Mateo nos informa que la multitud se había quedado asombrada.En algunos casos, las personas reaccionaron a los milagros de Cristo con miedo (Marcos 5:14–17) y asombro (Mateo 8:26–27). Esta vez, la gente se asombró debido a la posibilidad de que Jesús fuera el Mesías prometido: el Salvador de Israel. Entonces se preguntan unos a otros: "¿Será éste el Hijo de David?" El nombre "Hijo de David" era un título que se utilizaba para nombrar al Mesías, el cual vino de la promesa que Dios le hizo a David de establecer su trono sobre Israel para siempre (2 Samuel 7:16).
Debido a las profecías de Isaías, muchos israelitas probablemente asociaron el tiempo de la venida del Mesías con la curación de los ciegos, los sordos, los cojos y los mudos (Isaías 35:5). Jesús había logrado realizar todos esos milagros y muchos más. Las personas que fueron testigos de esta curación relacionaron correctamente el poder de Jesús con la idea de que Él podía ser el Mesías.
Sin embargo, no todos los que fueron testigos de esto llegarían a ser tan razonables. Algunos estaban tan comprometidos con su incredulidad (Juan 5:39–40) que explicarán que ese acto sobrenatural había sido provocado por Satanás (Mateo 12:24).
Mateo 12:22–32 comienza con Jesús sanando a un hombre que estaba siendo oprimido por un demonio y no podía ni ver ni hablar. El pasaje termina con una declaración controvertida y preocupante. La multitud se estaba preguntando si Jesús era el Mesías. Algunos fariseos decían que Jesús expulsaba demonios usando el poder del príncipe de los demonios. Jesús contrarrestó su argumento con lógica y una dura reprensión. Los fariseos estaban cegados a la verdad: el reino de Dios había llegado. La blasfemia contra el Espíritu Santo—lo cual significa presenciar un milagro de tal calibre y atribuírselo a Satanás—es un pecado que no podrá ser perdonado.
Mateo 12 nos presenta algunas confrontaciones entre los fariseos y Jesús acerca de varios temas: trabajar durante el sábado, sanar durante el sábado y aclarar de dónde venía Su poder para expulsar demonios. Jesús contrarresta cada uno de sus argumentos y reprende duramente a los fariseos por su obstinada incredulidad. Jesús incluso señala que aquellos que maliciosamente les atribuyen Sus milagros a los demonios son imperdonables. También les advierte, y al resto de su generación, sobre el juicio de Dios. Jesús llama a los fariseos "generación de víboras", y rechaza hacer otro milagro ante ellos; todo lo que se les promete es la señal de Jonás. El Hijo del Hombre estará en el corazón de la tierra por tres días. Jesús también declara que todos los que hacen la voluntad de Su Padre forman parte de Su familia.