¿Qué significa Génesis 45:3?
José se recuperó lo suficiente como para decir unas palabras que había estado reprimiendo por mucho tiempo. Sus hermanos (Génesis 37: 24–28) todavía no pudieron reconocerlo a través de varios encuentros prolongados (Génesis 42:7–8). Después del apasionado discurso de Judá (Génesis 44:18–34), José estaba listo para revelarles la verdad. Después de pedirles a todos que se fueran de la habitación, menos a su familia (Génesis 45:1), se rompió emocionalmente y necesitó algo de tiempo para controlarse (Génesis 45:2).Finalmente, José dijo algo que sus hermanos probablemente no entendieron al principio: "¡Soy José!" A esto le siguió rápidamente una pregunta urgente. "¿Está vivo mi padre?" Este es un momento bastante conmovedor, ya que Judá ya había afirmado que Jacob, su padre, estaba vivo. La pregunta de José nos revela que estaba profundamente interesado en hablar con sus hermanos. José quería salvar a Jacob y evitar que se muriera de pena.
Como era de esperar, los hermanos de José no pudieron responder de inmediato. Los hermanos son descritos usando el término hebreo nib'halu ', lo que significa que estaban conmocionados y perturbados hasta el punto de que no podían moverse ni pensar. Las palabras en español como "estupefacto", "atónito, y "pasmado" tienen un significado similar.
Primero, el lector debe entender que habían pasado más de veinte años desde la última vez que estos hombres vieron a José. En ese momento, él era un pastor hebreo de diecisiete años (Génesis 37:1–2). La última vez que lo vieron, les estaba rogando que no lo vendieran como esclavo (Génesis 42:21). En ese momento, José tenía casi 40 años, estaba vestido con ropa egipcia (Génesis 41:42), estaba casado con una sacerdotisa egipcia (Génesis 41:45) y tenía un inmenso poder (Génesis 41:40). Por lo tanto, nunca hubieran imaginado que esto les iba a ocurrir.
En segundo lugar, estos hombres estarían inmediatamente aterrorizados por sus vidas. La persona que vendieron maliciosamente como esclavo ahora era el dueño de toda una nación. De los once hermanos de José, Benjamín era el único que no estuvo involucrado en su esclavitud. Esos diez hombres ya sabían que el juicio de Dios estaba sobre ellos por lo que habían hecho (Génesis 42:21–23; 44:16). La suposición más natural sería que sus vidas terminaran en ese mismo instante, ya que probablemente creían que José iba a vengarse.
Afortunadamente para ellos, esta nunca había sido la intención de José, quien les explicará su perspectiva (Génesis 45:7–8) y detallará los planes que había preparado para cuidar de su familia (Génesis 45:10–11).
Génesis 45:1–15 registra el momento tan emocional en el que José decidió revelarle su verdadera identidad a sus hermanos. Aún sin ser reconocido por sus hermanos, José los había puesto a prueba, lo que condujo a que Judá se ofreciera a recibir el castigo que supuestamente iba a caer sobre Benjamín (Génesis 44:18–34). Abrumado por la emoción, José les reveló su verdadera identidad a sus hermanos, y afirmó con confianza que todo esto había sucedido como parte del plan que Dios había ideado para preservar al pueblo de Israel.
Génesis 45 está formado por una serie de revelaciones. Después de sufrir un colapso emocional, José finalmente les revela su identidad a sus hermanos, quienes se quedaron desconcertados. Después de que se dieran cuenta de que el gobernador de Egipto era el hermano al que vendieron como esclavo dos décadas antes, se apresuraron a decirles que no los responsabilizara. A su manera, Dios había dispuesto la esclavitud de José con el propósito de salvar a muchas personas de la hambruna que estaba azotando el mundo en esos momentos. Con el apoyo entusiasta del faraón, José hizo arreglos para que sus hermanos regresaran a Canaán, y se trajeran a Jacob y todo lo que tenían para establecerse en Egipto. Jacob, finalmente convencido de que todo esto era cierto, aceptó mudarse a Egipto.