¿Qué significa Génesis 21:25?
Abrahán ha accedido a jurar ante Dios por varias cosas que Abimelec le había pedido que jurara, incluyendo no engañarlo y tratarlos con bondad tanto a él como a todo su reino. Abimelec hizo que Abrahán le jurara estas cosas debido a que Abrahán le había mentido a Abimelec anteriormente. Abrahán y Sara le habían causado grandes problemas a la casa de Abimelec al insinuar que en realidad no estaban casados (Génesis 20:3–11). Abimelec trató bien a Abrahán, después de todo, pero aún quería asegurarse de que Abrahán estaba siendo honesto.Ahora, sin embargo, Abrahán plantea un tema que lo ha estado molestando internamente. Los siervos de Abimelec le habían quitado un pozo de agua a Abrahán, uno que pronto sabremos que Abrahán había cavado él mismo. El agua, por supuesto, era de vital importancia en esta parte del mundo. Sin una fuente confiable de agua, Abrahán no podía permanecer en el reino de Abimelec.
Abrahán estaba comprensiblemente molesto porque los hombres de Abimelec se habían apoderado de su pozo, y Abrahán creía que era el dueño del pozo. ¿Por qué harían esto los hombres de Abimelec? Abimelec le responderá en el siguiente versículo.
Génesis 21:22–34 nos describe el momento en que Abrahán y Abimelec hicieron un pacto entre ellos. Abimelec le había ofrecido previamente algo de tierra a Abrahán para que se asentara en ella. Ahora el rey deseaba formalizar su relación. Abrahán jura que no volverá a engañar a Abimelec ni a su descendencia, y que tratará con bondad a todos los habitantes de la tierra. Abimelec acepta que Abrahán sea el propietario de un pozo en el lugar que se conoce como Berseba, que significa "pozo de siete" o "pozo del juramento".
El Señor hizo lo que había prometido. Sara, que ahora tiene 90 años, dio a luz a Isaac, el niño que tanto había esperado. Sin embargo, su alegría se agria por el temor de que Isaac tuviera que compartir la herencia con Ismael. En obediencia al Señor, quien prometió proteger a Ismael, Abrahán los envía a él y a su madre, Agar, al desierto. Dios los rescata y renueva su promesa de hacer de Ismael una gran nación por derecho propio. Mientras tanto, Abimelec, rey de Gerar, se acerca a Abrahán para hacer un pacto permanente entre ellos y sus descendientes. El acuerdo incluye la posesión de un pozo por parte de Abrahán, en un lugar que se conocerá como Berseba.
