¿Qué significa Mateo 5:39?
El Sermón del Monte, el cual comenzó al principio del capítulo 5, contiene algunos conceptos difíciles de aceptar para todos nosotros. Jesús está estableciendo un estándar aparentemente imposible para aquellos que quieren entrar en el reino de los cielos (Mateo 5:20). Jesús ha dicho cosas como que negarse a matar no es suficiente: no se debe ni insultar a los demás con ira (Mateo 5:21–22). Cometer adulterio está mal, pero cometer adulterio en nuestros corazones también está mal (Mateo 5:27–28). Jesús está diciendo con todo esto que nadie es lo suficientemente justo y bueno como para entrar al cielo: no hay nada que puedan hacer para ganarse la entrada al reino de Dios por sí mismos (Mateo 5:48). Por lo tanto, todas las personas, no importa lo "buenas" que puedan parecer, deben recibir el perdón de los pecados y la justicia a través de la fe en Cristo.Este versículo se malinterpreta a menudo debido a que desconocemos la existencia de dos ideas que eran muy comunes en esa época: lex talionis y la idea de ser abofeteado en la mejilla.
En el versículo anterior (Mateo 5:38), Jesús habló sobre una regla del Antiguo Testamento (Deuteronomio 19:21) llamada lex talionis, la cual a menudo se resume con la frase "ojo por ojo, diente por diente". Después de miles de años de influencia cristiana, la gente moderna a menudo piensa que esto es un estándar moral bastante cruel. En verdad, Dios estableció esta ley para limitar que las personas cometieran actos de venganza y violencia que fueran más allá del delito en sí. La clave de la frase "ojo por ojo, diente por diente" era que el castigo debía ser proporcional al crimen que se hubiera cometido, para evitar así un ciclo de venganza que siguiera aumentando sin control.
Es más, Jesús no discute los aspectos legales del "ojo por ojo" en la medida en que se aplican durante un tribunal o en el gobierno. Sin embargo, en términos personales, sí que establece un estándar mucho más desafiante. La voluntad de Dios para Su pueblo no es que limiten sus momentos de venganza, sino que la rechacen por completo. De hecho, rechazar la venganza es la voluntad de Dios y la orden que Jesús les dio a Sus seguidores (Romanos 12:19). Esto no significa que los cristianos no deban huir de una situación peligrosa, ni tampoco significa que la violencia y el mal descarados deban aproximarse con un pacifismo total (Lucas 22:36). En cambio, esto significa que, en la medida de nuestras posibilidades, los cristianos deben evitar devolver el mal que se nos hace (Romanos 12:20–21).
Esto es consistente con los comentarios que Jesús hizo acerca de ofrecer la otra mejilla. En el mundo antiguo, siempre se suponía que la mano derecha era la dominante. Jesús se refiere específicamente a la "mejilla derecha" durante este versículo. Abofetear a alguien en la mejilla derecha con la mano derecha se debe hacer con la parte externa de la mano, lo cual se entiende más como un abuso que un castigo. Incluso en la actualidad, la expresión "bofetada en la cara" también se usa a veces para hacer referencia a los insultos y a los desaires. "Ofrecer la otra mejilla", por tanto, implica el hecho de "aceptar" un insulto y aceptar el hecho de que otro insulto podría estar en camino.
En resumen, lo que Cristo dice aquí no significa que "no debe hacer nada mientras alguien le golpea". En cambio, Cristo está hablando con los creyentes que experimentarán la persecución y el odio del mundo (Mateo 5:11–12). La respuesta cristiana adecuada a este tipo de discriminación, la burla o los insultos, es simplemente dejarlo pasar: "no resistan al que es malo". En su lugar, demuestre que tales actos no merecen una respuesta. Aún mejor, tal y como lo muestran los siguientes versículos, es mejor amar a aquellos y aquellas que nos hacen daño (Mateo 5:40–42).
Mateo 5:38–42 forma parte del Sermón del Monte, durante el que Jesús nos enseña a cómo responder a los insultos y la persecución. La ley del Antiguo Testamento estableció el principio legal del "ojo por ojo", el cual tenía el objetivo de evitar que la gente se vengara de los delincuentes de manera excesiva. Por lo tanto, los castigos debían ser proporcionales al delito que se había cometido. Sin embargo, en lo que a los asuntos personales se refiere, Jesús establece un estándar muy diferente. En respuesta a los insultos y al trato injusto, los cristianos deben soportarlos sin tomar ningún tipo de represalia. Durante el siguiente pasaje, el cual nos hablar acerca de amar a nuestros enemigos, se añade un componente activo a este concepto.
El Sermón del Monte contiene algunas de las enseñanzas más desafiantes de Jesús. Este sermón comienza con las bendiciones que se le ofrecen a un grupo de personas muy específico, las Bienaventuranzas. Los discípulos de Jesús deben hacer buenas obras para convertirse en una influencia poderosa en el mundo: como la sal de la tierra y la luz del mundo. La justicia superficial de los fariseos no es lo suficientemente buena como para alcanzar el cielo. Los pecados del corazón, como los insultos con ira y la lujuria intencional, son dignos del infierno tanto como el adulterio y el asesinato. El divorcio fácil y los juramentos engañosos están prohibidos. Los creyentes no deben buscar vengarse de los demás. En cambio, Dios quiere que amemos a nuestros enemigos y oremos por aquellos que nos persiguen. En resumen, debemos esforzarnos por ser perfectos, tal y como Dios es perfecto.