Capítulo

Mateo 5:36

LBLA Ni jurarás por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro ni un solo cabello.
NBLA Ni jurarás por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro ni un solo cabello.
NVI Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro.
RV1960 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.
JBS Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer un cabello blanco o negro.

¿Qué significa Mateo 5:36?

En el momento en que Jesús enseñó esto, los juramentos se usaban mucho y se abusaba de ellos en muchas situaciones. Los juramentos en cuestión no eran acuerdos formales en sí, tales como podrían serlo los contratos, los tribunales o el matrimonio. Lo que Jesús está condenando aquí son los juramentos casuales que la gente hacía para apoyar sus promesas y hacerlas más creíbles. En la actualidad, la gente puede decir algo como "lo juro, estoy diciendo la verdad". Ese tipo de juramento es lo que malinterpreta la intención que Dios tiene para este tema: la honestidad (Mateo 5:37). De hecho, este tipo de promesas también pueden conducir fácilmente hacia los engaños.

Algunas personas en la época de Jesús quizás evitaban hacer promesas en el nombre del Señor porque tenían miedo de que, si no las cumplieran, serían castigados severamente (Números 30:2). Sin embargo, los líderes religiosos aparentemente sí que permitieron hacer juramentos sobre otras cosas como una forma de cimentar diferentes tipos de acuerdos. Entonces, alguien podía decir algo como: "lo juro por el cielo y la tierra que haré esto".

Jesús dice que hacer algo así está mal. Jurar por algo que le pertenece a Dios o que está bajo Su control es casi lo mismo que jurar algo en el nombre del Señor. Jesús ha dicho que el cielo es el trono de Dios, la tierra es el estrado de Sus pies y Jerusalén es Su ciudad. Por lo tanto, jurar por Dios es similar a jurar en el nombre del Señor mismo, lo cual es una práctica muy peligrosa.

Ahora Jesús profundiza en esta prohibición aún más, y dice que no juremos ni siquiera por nuestras propias cabezas. Esto podría ser el equivalente a decir algo como "juro por mi vida que haré esto"; o, "juro por mi salud que haré lo otro". Jesús, sin embargo, dice que los seres humanos ni siquiera pueden controlar el color del cabello en sus cabezas. De este modo, nuestras cabezas también le pertenecen a Dios.

En el siguiente versículo, Jesús acaba rematando toda esta idea: los cristianos deben ser conocidos por su honestidad, de tal manera que sus palabras sean suficientes para que los demás los crean (Mateo 5:37).
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