Capítulo
Verso

Génesis 46:3

LBLA Y El dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre ; no temas descender a Egipto, porque allí te haré una gran nación.
NBLA Y El dijo: “Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas descender a Egipto, porque allí te haré una gran nación.
NVI ?Yo soy Dios, el Dios de tu padre —le dijo—. No tengas temor de ir a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación.
RV1960 Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación.
JBS Y dijo: Yo soy el Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque yo te pondré allí en gran gente.

¿Qué significa Génesis 46:3?

La gran familia de Jacob estaba en proceso de mudarse desde su hogar en la Tierra Prometida de Canaán hasta la tierra de Egipto. Jacob iba de camino para reunirse con su hijo José, a quien había perdido hacía ya mucho tiempo. Esta mudanza también acabaría protegiendo a la familia de la severa hambruna que estaba azotando a la tierra (Génesis 45:16–20). Antes de dejar Canaán, Jacob se detuvo en Berseba (Génesis 26:33) para ofrecerle sacrificios a Dios. Dios, entonces, comenzó a comunicarse con Israel (Génesis 35:10).

Aquí, Dios se identifica formalmente a sí mismo como "El", un título que ha usado con bastante frecuencia en Génesis. Por lo tanto, no había duda de que Aquel que le estaba hablando a Jacob era el Dios de su padre Isaac.

Aunque Dios se ha comunicado con Jacob con relativa frecuencia durante el Génesis, este será el último caso registrado en el que Dios le habla directamente a uno de los patriarcas. La próxima revelación que se registra de Dios será con Moisés, varios siglos después (Éxodo 3). El mensaje de Dios es que Jacob no debía tener miedo de dejar atrás la Tierra Prometida para trasladar a su familia a Egipto. Abrahán, Isaac y Jacob se tomaron muy en serio cada vez que tuvieron que irse de la Tierra Prometida, ya que fue Dios mismo quien le había dicho que lo hicieran (Génesis 13:15). Dejar la Tierra Prometida atrás para vivir en otro lugar podría verse como una pérdida de la fe que habían depositado en las promesas que Dios les había hecho. Sin embargo, Dios le aseguró a Jacob que mudarse a Egipto era parte de Su voluntad. Las promesas seguían estando vigentes. De hecho, Dios le dijo a Jacob que cumpliría Su promesa de hacer una gran nación de Abrahán, Isaac y Jacob en Egipto.

La promesa que Dios le hizo a esta familia incluía las fronteras de su futura nación. Sin embargo, Dios no estaba limitado por esas fronteras a la hora de cumplir Su promesa de multiplicar a Israel como la arena o las estrellas. El número de descendientes y su identidad nacional crecerían poderosamente en Egipto (Éxodo 1:7)
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