Capítulo
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Verso

Romanos 8:23

LBLA Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
NBLA Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
NVI Y no solo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo.
RV1960 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
JBS Y no sólo ellas, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos esperando la adopción, es a saber, la redención de nuestro cuerpo.

¿Qué significa Romanos 8:23?

Los cristianos, a quienes se nos considera hijos de Dios a través de la fe en Cristo (Romanos 3:26), pueden experimentar amor, gozo, paz y esperanza en el poder del Espíritu Santo. Al mismo tiempo, también debemos esperar experimentar sufrimiento (Juan 16:33). Esto no se refiere solo el sufrimiento de la persecución (2 Corintios 5: 1–5), sino que incluye la forma en que todos sufrimos, junto con toda la creación, gracias a las consecuencias del pecado. Vivimos en un mundo que Dios a sometido a la futilidad y la decadencia, pero todo esto tiene el objetivo de llevar a cabo Su plan perfecto (Romanos 8:20–22).

Pablo ha dicho que toda la creación está expresando esta frustración, dolor y anhelo. Pablo utiliza el término "gemidos", que viene de la palabra sustenazo, el cual se le aplica a los sonidos que las mujeres hacen durante el parto, mientras soportan las oleadas de dolor que van y vienen.

Ahora, Pablo se refiere a los cristianos como aquellos que tienen el Espíritu de Dios dentro de sí mismos: las "primicias del Espíritu". Estos creyentes, quienes ya se han salvado, también gimen interiormente durante esta espera. Sin embargo, mientras la creación espera a que los hijos de Dios se manifiesten en gloria, nosotros estamos esperando algo más específico: esperamos ansiosos la adopción, la redención de nuestros cuerpos.

La imagen que Pablo describe aquí une varias cosas que Pablo ya ha descrito en Romanos 8 hasta este momento. Pablo ha dicho que Dios nos ha dado, a través del Espíritu Santo, lo que él mismo llamó el "Espíritu de adopción" (Romanos 8:15). Por lo tanto, ya hemos sido adoptados y nos hemos convertido en hijos plenos de Dios mediante la fe en Cristo. Entonces, ¿a qué estamos esperando si la adopción ya se ha completado?

Pablo ha escrito que hay una desconexión entre nuestro espíritu y nuestro cuerpo: "… el cuerpo está en verdad muerto a causa del pecado, pero el espíritu vive a causa de la justicia" (Romanos 8:10). Es cierto que somos completamente hijos de Dios en este momento a través de la fe en Cristo, pero aún tenemos que conocer a nuestro Padre en persona; hemos sido liberados de la pena eterna por el pecado, pero nuestros cuerpos continúan experimentando la consecuencia temporal del pecado: la muerte. Por lo tanto, estamos muriendo y estos cuerpos morirán.

Entonces, ¿a qué estamos esperando los hijos adoptivos de Dios en realidad? Estamos esperando a que nuestros cuerpos sean redimidos después de que muramos físicamente y luego resucitemos como Cristo; o, como alguien dijo: nuestra adopción está completa; solo estamos esperando a que nuestro padre venga a recogernos para que podamos estar con Él.
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