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Romanos capitulo 10

La Biblia de las Américas

Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

1Hermanos, ciertamente la voluntad de mi corazón y mi oración a Dios sobre Israel, es para salud. 2Porque yo les doy testimonio que tienen celo de Dios, mas no conforme a ciencia. 3Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios. 4Porque el fin de la ley es el Cristo, para dar justicia a todo aquel que cree. 5Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: Que el hombre que hiciere estas cosas, vivirá por ellas. 6Mas de la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer de lo alto al Cristo); 7o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para volver a traer el Cristo de los muertos.) 8Mas ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe, la cual predicamos: 9Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10Porque con el corazón se cree para alcanzar justicia; mas con la boca se hace confesión para alcanzar salud. 11Porque la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. 12Porque no hay diferencia de judío y de griego; porque el mismo es el Señor de todos, rico para con todos los que le invocan; 13porque todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo. 14¿Cómo, pues invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quién les predique? 15¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el Evangelio de la paz, de los que anuncian el Evangelio de lo que es bueno! 16Mas no todos obedecen al Evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? 17Luego la fe es por el oír; y el oído, por la palabra del Cristo. 18Mas digo: ¿No han oído? Cierto por toda la tierra ha salido la fama de ellos, y hasta los extremos de la redondez de la tierra las palabras de ellos. 19Mas digo: ¿No ha venido al conocimiento Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré a celos con gente que no es mía; con gente ignorante os provocaré a ira. 20E Isaías osa decir: Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí. 21Y contra Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor.

¿Qué significa Romanos capitulo 10?

El pasaje anterior concluyó con la declaración de Pablo de que su pueblo, Israel, había tratado de volverse justo ante Dios de manera incorrecta: confiando en sus intentos de cumplir la ley; de hecho, se habían negado a acercarse a Dios por medio de la fe en Cristo. Pablo citó a Isaías para mostrar que Cristo fue la "piedra de tropiezo" de Israel, pero que todos los que creen en Él no serán avergonzados.

Romanos 10 comienza con la sincera confesión de Pablo de que él mismo está orando para que el pueblo de Israel se salve. Pablo está ansioso de que cada uno de sus hermanos y hermanas judíos crean en Cristo, elogiándolos por el entusiasmo que tienen por Dios, aunque ignoran cómo alcanzar la justicia de Dios a través de la fe en Cristo (Romanos 10:1–4).

En cambio, los israelitas continúan tratando de ser declarados justos por Dios a través de su observancia religiosa de la ley, a pesar de cómo continúan violando esa misma ley, y continúan esperando que la verdad que ya conocen baje del cielo o suba del abismo, cuando Jesucristo ya ha hecho esas dos cosas por todos nosotros y por ellos. Pablo repetidamente hace referencia a las Escrituras del Antiguo Testamento tanto directamente como a través de una analogía para mostrar la evidencia fundamental sobre lo que se requiere para ser salvo (Romanos 10:5–8).

Los versículos 9 y 10 son probablemente los versículos más citados de este capítulo: "si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para alcanzar la salvación". Pablo explica que esta oportunidad de ser salvos por medio de la fe en Jesús está disponible para todos, sin distinción entre judíos y gentiles. El Señor es el Señor de todas las personas, y les da buenos regalos a todos los que lo invocan. Todo el que lo invoque se salvará (Romanos 10:9–13).

A continuación, Pablo muestra cuán necesario es para él continuar predicando este evangelio, independientemente de las objeciones de quienes se le oponen. Si las personas deben invocar el nombre de Jesús para salvarse, primero deben creer en Él. Antes de que puedan creer, primero deben escuchar cosas acerca de Él. Para escuchar, alguien debe predicarles y, antes de que un representante de Cristo pueda predicarles, alguien debe enviarlo. Aún así, no todos han obedecido el evangelio. Es decir, muchas personas, especialmente el pueblo judío, no ha creído en Cristo, aunque haya escuchado las palabras de Cristo. ¿Cómo puede ser esto posible? ¿Quizás esto ocurre porque realmente no lo han escuchado? Pablo rechaza esa idea con una cita del Salmo 19, e insiste en que el evangelio de Jesús está llegando a los confines del mundo (Romanos 10:14–17).

Si han escuchado el evangelio de Jesús, entonces ¿es posible que no lo hayan entendido? ¿Realmente el pueblo judío nunca llegó a comprender que Dios tenía la intención de darles la bienvenida a todos los que lo buscaran por medio de la fe? Pablo cita a Moisés para demostrar que deberían haber escuchado las propias palabras de Dios de que algún día Dios mismo haría que Israel tuviera celos de aquellos que no pertenecían a Su pueblo. Luego, Pablo hace referencia a las palabras que Dios comparte en Isaías 65, en las que dice que las personas que no lo estaban buscando acabarían encontrándolo, describiendo lo que estaba empezando a suceder con los creyentes gentiles en Cristo. Sin embargo, Dios espera pacientemente a Israel con las manos extendidas para recibirlos en caso de que se arrepientan y vuelvan de nuevo hacia Él a través de la fe en Cristo (Romanos 10:18–21).
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