¿Qué significa Romanos 8:11?
Pablo dijo en el versículo anterior que los cristianos están espiritualmente vivos, debido al Espíritu de Dios que mora en nosotros, pero que nuestros cuerpos físicos están muriéndose y finalmente morirán a causa del pecado (Romanos 5:12).Ahora, sin embargo, Pablo les asegura a sus lectores cristianos que sus cuerpos físicos resucitarán, tal y como lo hizo el de Cristo (1 Tesalonicenses 4:16). Más específicamente, dice que "si" (que en este contexto significa "ya que") el Espíritu de Dios está "en ustedes", ese mismo Espíritu que levantó a Cristo de los muertos también les dará vida a nuestros cuerpos mortales (1 Juan 3:2).
Pablo es muy claro: la resurrección es una obra del Espíritu Santo de Dios; por lo tanto, esa es una de las cosas que el Espíritu hace. El Espíritu Santo resucitó a Jesús de entre los muertos y hará lo mismo por todos los que están en Cristo cuando llegue el momento. Esto continúa el tema de este pasaje: que aquellos que se han salvado, en Cristo, están totalmente absueltos de cualquier tipo de condenación.
Romanos 8:1–11 comienza con una enorme declaración sobre la gracia de Dios: no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Después de describir cómo esto es posible, gracias a la vida y muerte de Jesús, Pablo compara dos tipos de vida. Una es la vida en el Espíritu Santo, para los que están en Cristo, la otra es la vida que se vive según la carne. Los que están en la carne, es decir, los no cristianos, muestran una actitud hostil contra Dios. Los cristianos tienen el Espíritu; los que no lo tienen no son cristianos. Debido a que el Espíritu está en nosotros, seremos resucitados de entre los muertos tal y como Jesús fue resucitado también.
Romanos 8 comienza y termina con declaraciones acerca de la absoluta seguridad que los cristianos tienen ante Dios: no hay condenación para los que están en Cristo, y nada podrá separarnos de Su amor. Habiendo creído en el evangelio, ahora vivimos en el Espíritu de Dios. Eso nos permite llamar a Dios Abba, Padre. Sufrimos con Cristo y sufrimos junto con toda la creación mientras esperamos que Dios nos revele como Sus hijos. Con la ayuda del Espíritu, confiamos en que Dios está con nosotros y nos ama en Cristo.