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Romanos capitulo 9

La Biblia de las Américas

Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

1Verdad digo en el Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo, 2que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3Porque deseara yo mismo ser apartado del Cristo por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; 4que son israelitas, de los cuales es la adopción (como hijos), y la gloria, y los Pactos, y la data de la ley y el culto y las promesas; 5cuyos son los padres, y de los cuales es el Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. 6No que la Palabra de Dios haya faltado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas; 7ni por ser simiente de Abraham son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada simiente. 8Quiere decir: No los que son hijos de la carne, son los hijos de Dios; sino los que son hijos de la promesa, éstos son contados en la generación. 9Porque la palabra de la promesa es ésta: Como en este tiempo vendré, y tendrá Sara un hijo. 10Y no sólo esto; mas también Rebeca concibiendo de uno, de Isaac nuestro padre 11(porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección, no por las obras sino por el que llama, permaneciese), 12le fue dicho que el mayor serviría al menor. 13Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. 14¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 15Mas a Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadezca. 16Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. 17Porque la Escritura dice de Faraón: Que para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi potencia, y que mi Nombre sea anunciado por toda la tierra. 18De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere, endurece. 19Me dirás pues: ¿Por qué, pues, se enoja? porque ¿quién resistirá a su voluntad? 20Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? O dirá el vaso de barro al que lo labró: ¿Por qué me has hecho tal? 21¿O no tiene potestad el alfarero para hacer de la misma masa un vaso para honra, y otro para vergüenza? 22¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira, preparados para muerte; 23y haciendo notorias las riquezas de su gloria para con los vasos de misericordia que él ha preparado para gloria? 24Los cuales también llamó, (a nosotros), ¡y no sólo de los judíos, sino también de los gentiles! 25Como también en Oseas dice: Llamaré al que no era mi pueblo, pueblo mío; y a la no amada, amada. 26Y será, que en el lugar donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío; allí serán llamados hijos del Dios viviente. 27También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo; 28consumación fenecida inunda justicia; porque palabra abreviada, hará el Señor sobre la tierra. 29Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado simiente, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra fuéramos semejantes.

¿Qué significa Romanos capitulo 9?

Romanos 9 aborda temas desafiantes y difíciles de seguir, los cuales involucran tanto el lugar de Israel dentro de los planes de Dios como el propio carácter de Dios.

Pablo comienza expresando lo desconsolado que está por el estado de su pueblo Israel. Pablo era ciudadano judío y romano. Tanto él como su padre sirvieron como fariseos. Pablo era verdaderamente un hijo de Israel, y estaba tan angustiado por su pueblo porque, como nación, habían rechazado a Cristo. Algunos habían creído, pero Pablo sabía que la mayoría de los judíos confiaban en la ley para salvarse de la ira de Dios. Pablo ha hecho todo lo posible en Romanos para demostrar que la ley no puede salvar a nadie. Sorprendentemente, Pablo dice que desearía que lo separaran Cristo si eso ayudara a que el pueblo de Israel aceptara a Jesús (Romanos 9:1–3).

Pablo considera el rechazo del Mesías por parte de Israel aún más triste debido al hecho de que Dios les había dado muchos privilegios por ser Su pueblo escogido. Estos privilegios incluyen la adopción nacional, Su gloria, los convenios, la ley de Moisés, la adoración en el templo, las promesas, los patriarcas y la ascendencia de Cristo. Pablo insiste en que Dios cumplirá todas Sus promesas con Israel, pero que no todas las personas que nacen físicamente israelitas se salvarán de la ira de Dios (Romanos 9:4–7).

Para mostrar que Dios le puede dar Su misericordia a quien Él quiera, Pablo ofrece tres ejemplos de la historia de Israel en las Escrituras. En el primer ejemplo de Pablo, Dios eligió cumplir Sus promesas a través del hijo de Abrahán y Sara, en lugar de cumplirlas a través de los hijos que Abrahán tuviera con alguna de sus otras esposas. En segundo lugar, Dios eligió cumplir Sus promesas con solo uno de los hijos gemelos de Rebeca antes de que nacieran. En tercer lugar, Dios endureció el corazón de Faraón mientras hacía caer plagas sobre Egipto para así aumentar Su propia gloria (Romanos 9:8–18).

¿Es eso justo por parte de Dios? Pablo se imagina a sus lectores haciendo esta pregunta y nos responde: "¿quién eres tú para responder, simple mortal?" Pablo compara a Dios con un alfarero y pregunta si el alfarero no tiene el derecho de crear vasos de barro para propósitos tanto honorables como deshonrosos. Pablo va más allá incluso, preguntándose si Dios no tiene el derecho de crear vasos de ira que finalmente fueran destruidos. Sin embargo, ¿qué pasaría si Dios tratara pacientemente con esos vasos de ira a pesar de que estuviera dispuesto a mostrarles Su ira y poder teniendo al mismo tiempo otro propósito en mente? De alguna manera, parece sugerir Pablo, la paciencia que Dios tiene con los vasos de la ira tiene el objetivo de revelarles Su gloria a los "vasos de misericordia" (Romanos 9:19–24).

Finalmente, Pablo cita textos de las Escrituras en Oseas e Isaías para demostrar que Dios ha llamado a algunos gentiles para que formen parte de Su pueblo, mientras que también ha llamado a un remanente del pueblo de Israel, y los ha llamado a todos a través de la fe en Cristo. El pueblo judío ha tropezado con la piedra de tropiezo de Cristo porque ha buscado alcanzar la justicia a través de sus obras en lugar de la fe (Romanos 9:25–33).
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