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Romanos capitulo 14

La Biblia de las Américas

Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

1Al enfermo en la fe sobrellevad, pero no hasta discernimientos dudosos. 2Porque alguno cree que se ha de comer de todas las cosas; otro enfermo, come legumbres. 3El que come, no menosprecie al que no come; y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha levantado. 4¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? Por su señor está en pie, o cae; y si cae se afirmará; que poderoso es el Señor para afirmarle. 5También alguno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté asegurado en su alma. 6El que hace caso del día, hágalo para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, come para el Señor, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, o que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9Porque el Cristo para esto murió, y resucitó, (y volvió a vivir,) para enseñorearse así de los muertos como de los que viven. 10Mas tú ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos estaremos delante del tribunal del Cristo. 11Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que a mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. 12De manera que, cada uno de nosotros dará a Dios razón de sí. 13Así que, no juzguemos más los unos de los otros; antes bien juzgad de que no pongáis tropiezo o escándalo al hermano. 14Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que por amor a él nada hay inmundo; mas a aquel que piensa de alguna cosa ser inmunda, para él es inmunda. 15Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme a la caridad. No eches a perder con tu comida a aquel por el cual el Cristo murió. 16Así que no sea blasfemado vuestro bien; 17que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo. 18Porque el que en esto sirve al Cristo, agrada a Dios, y es acepto a los hombres. 19Así que, sigamos lo que hace a la paz, y a la edificación de los unos a los otros. 20No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; mas malo es al hombre que come con escándalo. 21Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda o sea enfermo. 22Tú tienes fe; tenla contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo con lo que aprueba. 23Mas el que hace diferencia, si comiere, es condenado; porque no comió por fe; y todo lo que no sale de fe, es pecado.

¿Qué significa Romanos capitulo 14?

Romanos 14 aborda un tema tan relevante para la iglesia moderna como lo fue para los creyentes romanos de la era de Pablo. Muchas decisiones en la vida cristiana no vienen con respuestas absolutas de sí o no. En asuntos importantes, la Palabra de Dios es clara; pero en cuanto a temas menos importantes, los cristianos deben aceptar que no siempre vamos a estar de acuerdo. Ahora Pablo habla sobre cómo vivir este tipo de unidad.

Pablo ha dicho que para aquellos que están en Cristo, algunas acciones son claramente correctas: esto incluye dejar nuestro ego a un lado por el amor y el servicio hacia los demás y estar en sumisión a las autoridades humanas. Hay cosas que sí están claramente mal, incluida la inmoralidad sexual, los celos y la embriaguez; pero esto deja abierta la cuestión de que algunas prácticas pueden ser correctas o incorrectas dependiendo de a qué cristianos se refiera.

Para los creyentes romanos, este debate se refería principalmente a algunas de las reglas y restricciones de la ley de Moisés. Todas las personas que están en Cristo han sido liberados de seguir estas reglas, pero algunas dudas aún persistían: ¿está bien o mal comer carne que podría no ser kosher según la ley una vez que aceptaban a Cristo? ¿Está bien o mal observar días especiales como las festividades judías y el sábado una vez que aceptaban a Cristo?

Pablo divide a la iglesia en dos grupos según la manera en la que respondían a estas preguntas. Hay quienes están plenamente convencidos de que, debido a la gracia de Dios, ahora son libres en Cristo para comer y beber cualquier cosa, y nada es impuro para ellos. Luego están los creyentes comparativamente "débiles" en su fe, que no tienen una conciencia tranquila cuando actúan fuera de esas restricciones; podría ser que para ellos todavía esté mal que los cristianos coman carne que no fuera kosher, por ejemplo (Romanos 14:1–2).

Aunque Pablo llama a estos creyentes "débiles en la fe", instruye a aquellos que son comparativamente fuertes y libres en su fe a que los acojan y los amen. Estos cristianos que son más débiles en su fe deben ser aceptados total y completamente en la iglesia, y no se debe tener el objetivo de convencerlos de que dejen de seguir a su conciencia. Pablo dice que ambos grupos de cristianos deben coexistir pacíficamente, amándose los unos a los otros.

Ningún grupo debe juzgar al otro. Dios le ha dado la bienvenida a Su familia a ambos grupos. ¿Cómo se atreve uno de los grupos a rechazar al otro? El Señor es el amo de todos ellos, después de todo. Ninguno de ellos es dueño de los demás, sin importar si la fe de un grupo es más fuerte o débil que la del otro. Cada persona debe estar completamente convencida de su posición sobre estos temas y practicarlos para honrar al Señor con agradecimiento. Esto se les aplica tanto a los cristianos de fe débil como a los de fe fuerte, a los que se abstienen de ciertos productos y a los que no, tanto a los observadores de los días festivos como a los que no los observan. Hagamos lo que hagamos, debemos honrar al Señor, porque todos nosotros en Cristo le pertenecemos a Él (Romanos 14:3–9).

Un componente clave de esta enseñanza es el hecho de que no hay lugar para juzgarnos los unos a los otros. Se acerca el día del juicio para los cristianos, en el que Cristo examinará todas nuestras obras. Cristo determinará cuáles de nuestras obras fueron buenas y cuáles no. Aunque nuestra salvación en Cristo es segura, cada uno de nosotros le rendirá cuentas a Dios sobre cómo pasamos nuestros días, y no seremos juzgados según las preferencias de otros creyentes (Romanos 14:10–12).

Aún así, el grupo descrito como cristianos de fe "más fuerte", no debe hacer alarde de su libertad en Cristo. La elección descuidada de comer y beber algo podría hacerles correr el riesgo de acabar dañando a otros hermanos y hermanas que son más débiles en la fe. En cambio, deberían dejar de lado su libertad para promover la paz, la unidad y la edificación de la iglesia en lugar de derribarla. En otras palabras, el mero hecho de tener la "libertad" de hacer algo no hace que esa acción sea aceptable en todo momento y situación. Es mejor no hacer nada que pudiera hacer que otro cristiano tropezara que acabar juzgándose a uno mismo al instar a otros a transgredir su propia conciencia.

Entonces, cuando se trata de decidir si debemos ejercer nuestra libertad para comer y beber cosas que alguna vez estuvieron prohibidas, la primera prioridad de un cristiano de fe fuerte debería ser evitar que otro cristiano con una fe más débil pudiera cometer un pecado contra su conciencia. Si alguien cree que algo es impuro, lo que significa que su conciencia no lo aprueba, entonces realmente es impuro para ellos individualmente; transgredir su conciencia en ese caso es pecado, escribe Pablo (Romanos 14:13–24).

Al mismo tiempo, aquellos que tienen convicciones más estrictas, aquellos que Pablo etiqueta como cristianos de fe "más débil", no deben imponerles sus restricciones a los demás (1 Corintios 10:29–30; 1 Timoteo 4:4). Tener una opinión de que algo es un pecado para usted no significa automáticamente que el acto sea un pecado para todos los demás cristianos. En lugar de menospreciar a aquellos que no comparten una convicción particular con usted, debe saber que cualquiera que transgreda su propia conciencia en este tipo de asuntos estará pecando.

Los cristianos podrían estar en desacuerdo sobre algunas de las convicciones y prácticas no esenciales que existen entre ellos y Dios. En lugar de usar sus libertades o pretender tener una actitud más santa para "restregárselo en la cara" a los que no están de acuerdo, los cristianos que tienen una fe fuerte deben optar humildemente por no ofender a sus hermanos y hermanas en Cristo.
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