Capítulo
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Marcos 9:37

LBLA El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me envió.
NBLA “El que reciba a un niño como éste en Mi nombre, Me recibe a Mí; y el que Me recibe a Mí, no Me recibe a Mí, sino a Aquél que Me envió.”
NVI ?El que recibe en mi nombre a uno de estos niños me recibe a mí; y el que me recibe a mí no me recibe a mí, sino al que me envió.
RV1960 El que reciba en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.
JBS El que recibiere en mi nombre uno de los tales niños, a mí me recibe; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí, sino al que me envió.

¿Qué significa Marcos 9:37?

Poco después de que Jesús nuevamente les dice a los discípulos que morirá y resucitará (Marcos 9:30–32), los encuentra discutiendo sobre cómo será la jerarquía de poder cuando derrote a los romanos y establezca Su reino. Jesús les explica que su perspectiva es incorrecta. Un líder no busca poder. Un líder busca formas de ayudar a quienes no tienen poder, como los niños.

"Recibir" viene de la raíz griega dechomai. Una de las definiciones es estar dispuesto a aceptar la compañía de alguien. Mientras los discípulos discuten sobre quién es el más grande, Jesús les dice que se interesen en los más vulnerables que no pueden hacer nada por ellos mismos. Cuando dice que quien recibe a un niño lo recibe a él, está diciendo que él, Dios, crea oportunidades para que actuemos con fe y obediencia.

Es bueno recibir y cuidar a los niños; lo mejor es hacerlo en el nombre de Jesús. Actuar en el "nombre" de Jesús significa actuar como Sus representantes haciendo algo de la manera en que él lo haría. La expresión "en el nombre de Jesús" no se debe entender como si estuviéramos haciendo clic en "enviar" durante una oración, sino que tiene el propósito de someter nuestro acto o deseo a la voluntad y autoridad de Cristo.

Lucas 14:16–24 nos da una razón práctica para entender la exhortación de Jesús de aceptar a los indefensos: ellos son de hecho las personas que más se acercarán hacia Su mensaje. Durante la parábola del gran banquete, Jesús describe a un hombre que organiza una fiesta e invita a muchos amigos respetables. Uno por uno, los amigos le dan excusas al anfitrión para no ir. Cuando se da cuenta de que nadie vendría a su banquete, el hombre le dice a su sirviente: "ve por los caminos y por los atajos, y hazlos entrar por la fuerza. ¡Quiero que se llene mi casa!" (Lucas 14:23).
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