Capítulo
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Marcos 9:20

LBLA Y se lo trajeron. Y cuando el espíritu vio a Jesús, al instante sacudió con violencia al muchacho, y éste, cayendo a tierra, se revolcaba echando espumarajos.
NBLA Y lo llevaron ante El. Cuando el espíritu vio a Jesús, al instante sacudió con violencia al muchacho, y éste, cayendo a tierra, se revolcaba echando espumarajos.
NVI Así que se lo llevaron. Tan pronto como vio a Jesús, el espíritu sacudió de tal modo al muchacho que este cayó al suelo y comenzó a revolcarse echando espumarajos.
RV1960 Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.
JBS Y se lo trajeron; y cuando le vio, luego el espíritu le desgarraba; y cayendo en tierra, se revolcaba, echando espumarajos.

¿Qué significa Marcos 9:20?

El demonio responde de la manera que podríamos esperar al ver a Jesús. Los demonios en Cafarnaún (Marcos 1:24–26; 3:11) y Decápolis (Marcos 5:6–7) parecen sentir el impulso de acercarse a Jesús y reaccionar de una manera que demostrara que reconocían Su poder y autoridad y que él era su enemigo. Pedro, Jacobo y Juan tienen miedo cuando tienen la oportunidad de vislumbrar la deidad de Jesús (Marcos 9:6), pero los demonios responden con odio. La mayoría de los demonios, al ver a Jesús, son víctimas de una compulsión que los lleva a declarar quién es él (Marcos 1:24; 3:11; 5: 7). Este demonio parece silenciar al niño porque es mudo y expresa su ira de una manera más física.

Irónicamente, cuando el demonio actúa frente a la autoridad y la deidad de Jesús, el padre interpreta la manifestación violenta como evidencia de que Jesús no puede controlarla (Marcos 9:22).

Durante siglos, la cultura occidental ha considerado a los demonios como una parte de la industria del entretenimiento. Los libros apócrifos y pseudoepígrafos, como el "Testamento de Salomón" (falsamente atribuido a Salomón) afirman poder clasificar y nombrar demonios particulares. Más recientemente, los demonios han sido retratados en películas, libros y videojuegos como antihéroes, víctimas trágicas y seres con intereses románticos.

Este relato describe más claramente cómo son los demonios: destructivos y odiosos, e incluso están dispuestos a matar a un niño (Marcos 9:22). Los demonios no merecen nuestra piedad o comprensión. De hecho, ya no pueden ser perdonados, y si pudieran serlo, no lo querrían. Los demonios son enemigos de Dios, y no son solo personajes que forman parte de nuestras historias de entretenimiento favoritas.
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