¿Qué significa Marcos 9:20?
El demonio responde de la manera que podríamos esperar al ver a Jesús. Los demonios en Cafarnaún (Marcos 1:24–26; 3:11) y Decápolis (Marcos 5:6–7) parecen sentir el impulso de acercarse a Jesús y reaccionar de una manera que demostrara que reconocían Su poder y autoridad y que él era su enemigo. Pedro, Jacobo y Juan tienen miedo cuando tienen la oportunidad de vislumbrar la deidad de Jesús (Marcos 9:6), pero los demonios responden con odio. La mayoría de los demonios, al ver a Jesús, son víctimas de una compulsión que los lleva a declarar quién es él (Marcos 1:24; 3:11; 5: 7). Este demonio parece silenciar al niño porque es mudo y expresa su ira de una manera más física.Irónicamente, cuando el demonio actúa frente a la autoridad y la deidad de Jesús, el padre interpreta la manifestación violenta como evidencia de que Jesús no puede controlarla (Marcos 9:22).
Durante siglos, la cultura occidental ha considerado a los demonios como una parte de la industria del entretenimiento. Los libros apócrifos y pseudoepígrafos, como el "Testamento de Salomón" (falsamente atribuido a Salomón) afirman poder clasificar y nombrar demonios particulares. Más recientemente, los demonios han sido retratados en películas, libros y videojuegos como antihéroes, víctimas trágicas y seres con intereses románticos.
Este relato describe más claramente cómo son los demonios: destructivos y odiosos, e incluso están dispuestos a matar a un niño (Marcos 9:22). Los demonios no merecen nuestra piedad o comprensión. De hecho, ya no pueden ser perdonados, y si pudieran serlo, no lo querrían. Los demonios son enemigos de Dios, y no son solo personajes que forman parte de nuestras historias de entretenimiento favoritas.
Marcos 9:14–29 viene después de la transfiguración, donde Pedro, Jacobo y Juan subieron a una montaña con Jesús y vieron una muestra de Su gloria como Dios. También vieron a Moisés y a Elías y oyeron a Dios afirmar a Jesús como su Hijo. Ahora los tres discípulos y Jesús regresan de la montaña y encuentran a los discípulos restantes discutiendo con los escribas judíos. Los discípulos han tratado de expulsar a un demonio peligroso de un niño, pero no han podido hacerlo a pesar de haber realizado exorcismos antes (Marcos 6:7–13). Jesús les explica que, para hacer la obra de Dios, necesitamos poner toda nuestra fe en él y dejar que él nos fortalezca. Esta historia también aparece en Mateo 17:14–20 y Lucas 9:37–43.
El capítulo 9 de Marcos contiene un relato de la transfiguración de Jesús, donde tres de los discípulos ven a Jesús en Su forma glorificada. En este pasaje, Jesús también sana a un niño poseído por un demonio. Sus enseñanzas en esta sección incluyen una predicción de Su muerte y resurrección, y correcciones a los errores de los discípulos en cuestiones que hacen referencia al orgullo y a la tentación.