¿Qué significa Marcos 9:28?

En realidad, no se nos dice a qué casa están entrando, pero si la montaña en la que Jesús se transfiguró era el monte Merón, es posible que hayan regresado a la casa de Andrés y Pedro, ya que Cafarnaún está a una caminata de siete horas de allí. Si es así, parece que están recorriendo Galilea una vez más (Marcos 9:30) antes de pasar por Cafarnáun (Marcos 9:33) y dirigirse hacia sur a Judea y Perea (Marcos 10:1).

Los discípulos tendrían buenas razones para preguntarse por qué parecen no tener autoridad sobre el demonio. Algún tiempo antes, viajaron por Galilea, sanando y expulsando demonios (Marcos 6:13). Mientras que en Marcos Jesús explica que no oraron, Mateo 17:20 revela que no tenían suficiente fe.

La fe y la oración están estrechamente relacionadas. Cuanta más fe tenemos en Dios, más nos damos cuenta de cuánto la necesitamos. Incluso si tenemos fe en que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman (Romanos 8:28), la verdadera fe mantiene sus ojos en Dios, y no en la situación a través de la que Dios nos muestra Su fidelidad. Esa atención se expresa parcialmente a través de la oración. De hecho, es posible que los discípulos estén mostrando la misma arrogancia irónica por la que Jesús condenaba a los fariseos: están llenos de orgullo personal porque están asociados con Dios, pero permiten que ese orgullo personal alimente la creencia de que tienen un poder y una autoridad más allá de la que Dios mismo les ofrece.

En poco tiempo, los discípulos se encontrarán con alguien que comprenderá mejor cómo se relacionan la fe y el poder de Dios. En lugar de aprender del ejemplo, intentarán detenerlo (Marcos 9:38). Eventualmente, con la ayuda del Espíritu Santo, ellos finalmente lo entenderán (ver Hechos 1:1–10).