¿Qué significa Génesis 22:18?
En los versículos anteriores, el Señor declaró que había jurado "por sí mismo" hacer por Abrahán varias cosas muy específicas. Entre ellas se incluían bendecir a Abrahán, multiplicar enormemente su descendencia y darle a su descendencia la victoria sobre sus enemigos.Ahora el Señor añade una promesa más que se les aplica también a todos los que leyeran estas palabras. El Señor dice que, a través de la descendencia de Abrahán, todas las naciones de la tierra serían bendecidas. Esta promesa también se repite en otras interacciones previas que Abrahán tuvo con el Señor (Génesis 12:3; 18:18); lo único que se añade aquí es que esta bendición vendría a través de, no solo de Abrahán, sino de todos sus descendientes.
¿Cómo sucederá esto? La descendencia de Abrahán crecerá a través de Isaac, Jacob y a lo largo de la historia hasta llegar a Jesús mismo. Todos los pueblos de la tierra tendrían la oportunidad de ser salvados del pecado e incluidos en la familia de Dios a través de la fe en Jesús, quien era parte de la descendencia de Abrahán (Gálatas 3:7).
Este versículo concluye diciendo que el Señor hará todas estas cosas porque Abrahán había obedecido la voz del Señor. Es interesante notar que el Señor le hizo todas estas promesas a Abrahán sin que hubiera habido ningún tipo de condición previa durante los encuentros anteriores. Por lo tanto, las promesas se hicieron simplemente porque Dios quería hacérselas a Abrahán, de acuerdo con Su voluntad. Ahora, la obediencia de Abrahán se incluye como una de las razones por las que todas estas cosas estaban sucediendo.
Pensándolo bien, esta es una historia que se abre y se cierra en un círculo perfecto. Todos los dones se dan incondicionalmente a través de la gracia de Dios. El receptor de estos dones reconoce la bondad de Dios y obedece los mandamientos de Dios. Dios, por eso, dice que, más allá de la obediencia del receptor de estos dones, Él decide a quien ofrecerle estos dones de acuerdo con Su voluntad.
Génesis 22:1–19 tuvo lugar en el transcurso de unos días, en un momento en el que Isaac ya era quizás un adolescente. Dios le ordenó a Abrahán que sacrificara a su amado hijo. Abrahán se propuso a obedecer a Dios sin dudarlo, actuando con total confianza en que Dios, de alguna manera, arreglaría todas las cosas. Abrahán detuvo el sacrificio solo cuando el Señor intervino para que así lo hiciera. Debido a su profunda confianza y obediencia, el Señor renovó y enfatizó de nuevo la manera en la que planeaba bendecir a Abrahán y a su descendencia. Además, prometió bendecir a todas las naciones a través de la descendencia de Abrahán.
En una prueba de fe y obediencia, Dios le ordena a Abrahán que haga algo terrible: matar y ofrecer a su hijo Isaac, a quien amaba profundamente, como holocausto. Abrahán acepta obedecerle a Dios sin dudarlo, habiendo finalmente aprendido a confiar en la bondad de Dios por encima de su propio entendimiento. En lugar de permitir que el niño fuera sacrificado, el Señor llamó a Abrahán momentos antes de que matara a Isaac, quien estaba atado sobre un altar. Debido a la obediencia de Abrahán, Dios renueva y enfatiza Sus promesas, y le dice que le bendecirá a él, a su descendencia y le dará la victoria sobre sus futuros enemigos.
