¿Qué significa Santiago 2:8?
Durante los versículos anteriores, Santiago dijo que el favoritismo que algunos cristianos les estaban mostrando a los ricos por encima de a las personas más pobres no tenía sentido por dos razones. Primero, hacer eso es pecado porque negamos el hecho de que todas las personas son iguales y la realidad de que nuestro verdadero destino está en el cielo, y a raíz de eso mostramos que no tenemos la suficiente fe como para creer que Dios nos proveerá con todo lo que necesitemos. En segundo lugar, es ridículo discriminar a los pobres y favorecer a los ricos cuando son ellos quienes estaban causando casi todos los problemas por los que estaban pasando. Claramente, los ricos de la cultura de Santiago no estaban tratando a los cristianos de una manera justa y equitativa.Ahora, en los versículos 8 y 9, Santiago va aún más lejos haciendo referencia al famoso mandamiento de amar a nuestro prójimo que se encuentra en la Ley del Antiguo Testamento y en las enseñanzas de Jesús (Levítico 19:18; Mateo 22:39). Cualquier tipo de favoritismo, afirma Santiago, transgrede este mandato de Dios, el cual es directo y muy claro.
Dentro del contexto de la enseñanza de Santiago en este pasaje, amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos significa tratar a nuestro prójimo como nos gustaría que nos trataran a nosotros mismos. Específicamente, debemos tratar a nuestras hermanas y a nuestros hermanos cristianos que son pobres con el mismo honor y respeto que le mostraríamos a cualquier hombre o mujer rica que forme parte de nuestras reuniones.
Santiago dice que a los creyentes les va bien cuando realmente (o genuinamente) cumplen esa ley suprema. ¿Por qué es una ley "suprema"? Es suprema porque es una de las leyes más importantes de todos los mandamientos de la ley del Antiguo Testamento, tal y como lo dijo Jesús (Mateo 22:36–40), o es suprema porque Jesús mismo dijo que así era, quien es el rey de los reyes y el rey del universo. En cualquier caso, este mandamiento debe sustentar el honor que les mostramos a todas las personas, sin importar el estatus social que tengan dentro de la comunidad en general.