Verso

Santiago 2:3

LBLA y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado;
NBLA y dan atención especial (y miran) al que lleva la ropa lujosa, y dicen: “Siéntese aquí, en un buen lugar;” y al pobre dicen: “Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado;”
NVI Si atienden bien al que lleva ropa elegante y le dicen: «Siéntese usted aquí, en este lugar cómodo», pero al pobre le dicen: «Quédate ahí de pie» o «Siéntate en el suelo, a mis pies»,
RV1960 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;
JBS y tuviereis respeto al que trae la vestidura preciosa, y le dijereis: Siéntate tú aquí bien; y dijereis al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí debajo de mi estrado;

¿Qué significa Santiago 2:3?

Durante los versículos anteriores, Santiago propuso una situación en las que dos hombres llegan a una reunión de cristianos. Exteriormente, estos hombres son muy diferentes. Uno muestra todos los signos de riqueza y poder posibles de esa época: joyas y ropa caras. El otro literalmente lleva ropa sucia. Santiago comenzó esta sección diciéndoles a los creyentes que no le mostraran favoritismo al más rico si confiaban en Cristo. O, dicho de otra manera, Santiago dijo que los cristianos debemos demostrar que confiamos en Cristo al no mostrarle ningún tipo de favoritismo a un grupo de personas por encima de otro. En lugar de eso, debemos confiar en que Cristo nos dará todo lo que necesitamos, en lugar de buscar el favor de los ricos con la esperanza de salir beneficiados de alguna manera.

Aquí, en el versículo 3, Santiago específica de qué manera se muestra ese favoritismo, el cual es pecado. Si le prestamos especial atención al hombre rico, mientras que rechazamos al hombre pobre, estamos mostrándole favoritismo al hombre rico. Si le damos al hombre rico uno de los mejores asientos, mientras que le decimos al hombre pobre que se quede de pie o se siente en el suelo tal y como lo haría un sirviente, estamos mostrándole favoritismo al hombre rico.

En el pasado, el lugar donde se sentaba una persona reflejaba su estatus dentro de ese grupo mucho más que en la actualidad. Más que el lugar fuera cómodo, lo importante era que ese lugar dejaba claro el estatus social de una persona. El estatus social de las personas en el mundo, dice Santiago, no debe determinar su estatus dentro de la familia de Cristo.
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