Capítulo
Verso

Mateo 15:27

LBLA Pero ella dijo: Sí, Señor; pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
NBLA Ella respondió: “Sí, Señor; pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.”
NVI ?Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.
RV1960 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
JBS Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.

¿Qué significa Mateo 15:27?

La mujer cananea que se acercó a Jesús para que curara a su hija ya ha demostrado ser fuerte y persistente (Mateo 15:21–26). Ahora, la mujer demuestra también que era sabia y espiritualmente humilde. Esta es la primera vez que Cristo se negó inicialmente a hacer lo que se le pidió que hiciera durante el evangelio de Mateo (Mateo 13:1–2; 14:13–14, 34–36) y también nos deja claro que la misión de Jesús se centraba en el pueblo de Israel.

Jesús le ha dicho algo a la mujer que sonó un poco despectivo, al menos para nosotros que lo leemos en español en la actualidad. Según Jesús, sanar a su hija sería tan inapropiado como quitarle la comida a un niño para dársela a un perro (Mateo 15:26). En lugar de ofenderse, la mujer pareció captar claramente la analogía que estaba haciendo. Los hijos son el pueblo elegido de Dios, Israel. El pan representa la capacidad que Jesús tiene para sanar y expulsar demonios. Los perros representan a los gentiles paganos. Ese "alimento" tiene un propósito y un destinatario principales. Por lo tanto, había una obligación de usarlo correctamente.

Sin embargo, ella no se desanimó al escuchar esto. Lo que dijo, en cambio, no desafió en ningún momento el lugar de Jesús. Más bien, se hizo eco de algo Cristo ya había nombrado antes. Anteriormente, Jesús condenó la falta de fe de Israel cuando comparó con Israel estos territorios paganos donde en ese momento se encontraba (Mateo 11:20–24). La mujer respondió rápidamente y le dijo al Señor que hasta los perros pueden comerse las migajas de pan que se caen de la mesa del amo. Esta analogía nos plantea una pregunta sobre la compasión del maestro, y lo hace sin negar la verdad de lo que Jesús había dicho. ¿Hay algún dueño de un perro que se negaría a permitir que su perro se comiera las migas del suelo?

Cristo vio que esta mujer tenía una fe muy grande: reconoció que Él era el Maestro y también sugirió que el maestro puede servir a quien Él quisiera con las migajas de Su tiempo y poder durante este período de tiempo que estaba pasando fuera de Israel. Lo que los "niños" decidieron ignorar o rechazar era lo mismo que ella le estaba pidiendo recibir. Esta reflexión, al parecer, fue la razón por la que Jesús se demoró inicialmente a hacer lo que la mujer le estaba pidiendo que hiciera (Mateo 15:28).
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