Capítulo
Verso

Mateo 15:23

LBLA Pero El no le respondió palabra. Y acercándose sus discípulos, le rogaban, diciendo: Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros.
NBLA Pero El no le contestó nada. Y acercándose Sus discípulos, Le rogaban: “Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros.”
NVI Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron: ?Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.
RV1960 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.
JBS Mas él no le respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros.

¿Qué significa Mateo 15:23?

Jesús hizo algo inusual cuando se alejó de las multitudes y de los líderes religiosos. Incluso salió de Israel, y viajó hacia Tiro y Sidón, al este de Galilea, junto con Sus discípulos. Esta área no solo estaba dominada por gentiles, sino que fue el área que Jesús usó para avergonzar a los israelitas debido a su falta de arrepentimiento (Mateo 11:20–24). Jesús sabía que era mucho menos probable que lo reconocieran y lo siguieran fuera de Israel, y Marcos nos dice que se hospedó en una casa y que no quería que nadie supiera que estaba allí (Marcos 7:24).

De todos modos, se le acercó una mujer cananea mientras estaba en la casa. Ella parecía saber exactamente quién era Jesús y lo que podía hacer por su "hija" (Marcos 7:25), quien estaba siendo atormentada por un demonio. Ella le dice a Jesús "Hijo de David", sugiriendo con esto que sabía que Él era el Mesías de Israel. Ella quería que Jesús liberara a su hija del demonio.

Al principio, Jesús se quedó en silencio. De hecho, parece ignorar a la mujer por completo, que es lo contrario a cómo contestaba cuando la gente le pedía algo (Mateo 14:35–36; 15:29–30). Sin embargo, la mujer no aceptó su silencio como respuesta y continuó llorando en voz alta. Los discípulos finalmente perdieron la paciencia y le pidieron a Jesús que echara de allí a esa mujer.

En realidad, no está claro si los discípulos querían que Jesús la echara sin ayudarla. Lo más probable es que quisieran que Jesús sanara a la hija de la mujer, para que ella se fuera y los dejara tranquilos (Lucas 18:1–8).
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