¿Qué significa Mateo 15:10?
En el pasaje anterior, Jesús concluyó un duro intercambio que tuvo con unos fariseos que vinieron desde Jerusalén para desafiarlo. Ahora se vuelve para dirigirse a la gran multitud de personas que estaba allí presente. Jesús parece estar preparándose para responder a la acusación que los fariseos habían hecho contra Sus discípulos en el versículo 2: «¿por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? ¡No se lavan las manos cuando comen pan! (Mateo 15:1–2). La respuesta que Cristo les dio a los líderes religiosos fue denunciar su hipocresía, por haberles añadido reglas a los mandamientos Dios, y luego tratar esas reglas extra como si fueran más importantes que los propios mandamientos de Dios (Mateo 15:3–9).Jesús les dice a todos que "escuchen y entiendan". Los discípulos considerarán lo que Jesús dirá en el siguiente versículo como si fuera una parábola (Mateo 15:11). Eso probablemente significa que no entendieron y asumieron que Jesús estaba siendo ambiguo a propósito (Mateo 13:13). En realidad, Jesús estaba siendo muy claro, y quería que todos entendieran el significado de lo que estaba enseñando.
Mateo 15:10–20 nos describe la respuesta que Jesús dio ante uno de los desafíos de los fariseos. Su preocupación no era lavarse las manos por salud, sino para seguir rituales religiosos. Jesús dice que estos fariseos serán rechazados y también dice que son guías ciegos. Cuando los discípulos le preguntan acerca de esto, Jesús les dice que no es lo que entra en la boca de una persona lo que la contamina, sino que son las palabras que salen de la boca las que revelan el pecado que hay en nuestros corazones. La contaminación ya estaba ahí, además de todo tipo de pecados. Jesús les dice rotundamente que comer sin lavarse las manos no puede contaminar espiritualmente a nadie.
Algunos fariseos y escribas vinieron de Jerusalén para desafiar a Jesús. Se habían ofendido porque Sus discípulos rompieron la tradición de los líderes religiosos sobre el ritual de lavarse las manos antes de las comidas. Entonces, ¡Jesús le dio la vuelta a ese ataque, y señaló que sus críticos honraban su propia tradición por encima de los mandamientos reales de Dios! Jesús dice que nadie se contamina por lo que entra por la boca, sino por la manera en que el espíritu se expresa, como las palabras que salen de la boca. Jesús y los discípulos deciden marcharse de Israel. Jesús expulsa a un demonio de la hija de una mujer cananea que fue muy persistente. Después viajan al lado sureste del Mar de Galilea, donde Jesús alimenta a miles de personas con unos pocos panes y unos peces. Estos dos últimos eventos fueron los que finalmente establecieron la eventual difusión del evangelio más allá del pueblo de Israel.