¿Qué significa Génesis 38:10?
Onán había sido obligado a casarse con la viuda de su hermano, Tamar, por costumbre y también debido a la orden de su padre (Génesis 38:1–8). Esta práctica, conocida como "matrimonio levirato", más tarde se convertiría en una parte importante de la ley mosaica (Deuteronomio 25:5–6). Según esta práctica, cualquier hijo que naciera de este segundo matrimonio se consideraría como el heredero del hermano fallecido. Esto ayudaba a proporcionarle un legado a la familia y apoyo económico a la viuda. Finalmente, la versión posterior de la ley le permitía a un hombre rechazar ese cargo, aunque elegir hacer algo así se consideraba como algo deshonroso (Deuteronomio 25:7–10).En este caso, Onán no quiso dedicar su tiempo y recursos para criar a niños que finalmente no serían suyos. En lugar de negarse a casarse con Tamar o negarse a tener relaciones sexuales con ella, Onán intentó aprovecharse de ambas opciones. Así, Onán tuvo relaciones sexuales con Tamar continuamente, pero interrumpía el acto al final para evitar la concepción (Génesis 38:9). Onán estaba "usando" a Tamar. Onán no estaba tratando a Tamar como su esposa, ni siquiera como una viuda sin hijos, sino como un objeto sexual.
Dios vio lo que Onán estaba haciendo y decidió acabar con su vida, tal y como lo había hecho con su hermano Er (Génesis 38:7). Quizás podemos discernir un tipo de ironía poética en el hecho de que el pecado de Onán se describe usando una palabra hebrea que se usa para el nombre de "Er", pero sus letras aparecen al revés.
Con la muerte de Onán, Judá ya había perdido a dos de sus hijos (Génesis 38:1–5) debido a sus pecados. Ambos murieron estando casados con Tamar. Según la tradición, el próximo hijo de Judá, Sela, ahora debía casarse con Tamar. Debido al miedo que tenía (Génesis 38:11), Judá decidió no tomar una decisión inmediata al respecto. La excusa que puso fue que Sela era demasiado joven, pero el tiempo demostraría que esta no era una excusa válida (Génesis 38:14).
Génesis 38:6–11 nos explica cómo Tamar se había enviudado dos veces. El hijo mayor de Judá, Er, se casó con Tamar pero Dios acabó con su vida debido a sus pecados. Siguiendo la tradición de la época, la viuda pasó a casarse con el siguiente hermano de su difunto esposo, y los hijos resultantes de este matrimonio se considerarían sucesores del difunto. El hermano de Er, Onán, acepta a Tamar como su esposa, tiene relaciones sexuales con ella, pero evita deliberadamente darle hijos a Tamar. Debido a que quiso aprovecharse sexualmente de Tamar, Dios también acabó con la vida de Onán. Judá aparentemente culpó a Tamar por la muerte de sus hijos y le dijo que se esperara antes de casarse con el otro hermano que quedaba, Sela. Una vez Tamar se dio cuenta de que Judá no iba a cuidar de ella, Tamar decidió hacer algo por sí misma para arreglar su situación.
Judá, el hijo de Jacob, se casa con una mujer cananea y tiene tres hijos con ella. Su primer hijo se casa con una mujer llamada Tamar, pero Dios lo mata por un pecado que no se nombra. Judá respeta la tradición que se seguía en esos días y decide casar a la viuda de Er con uno de sus hermanos. Onán se aprovecha de la situación solo para tener relaciones sexuales, pero se niega deliberadamente a darle hijos a Tamar. Por lo tanto, Dios también acabó con su vida. Después de que Judá abandonara a Tamar, ella se disfrazó de prostituta y consiguió acostarse con Judá. Cuando Tamar demuestra que estaba embarazada y probó que Judá era el padre, Judá admitió su culpa. Finalmente, Tamar dio a luz a gemelos.