¿Qué significa Génesis 31:14?
Jacob les ha explicado a sus esposas, Raquel y Lea, por qué deben mudarse de la casa de su padre y viajar de regreso a la tierra de su pueblo (Génesis 31:3). Jacob les expuso los hechos de tal manera que las convenció para mudarse con él. El caso de Jacob comenzó con la historia de intrigas y engaños de Labán (Génesis 31:4–9), y terminó con el sueño que Jacob había tenido, durante el que Dios se había comunicado con él (Génesis 31:10–13).Ahora Raquel y Lea responden, revelando que, de hecho, apoyarán a Jacob durante este proceso. Las dos comienzan respondiendo con lo que Jacob probablemente asumió que sería su principal objeción: que alejarse de su padre les haría perder su futura herencia. A través de una pregunta, nos revelan que, de todos modos, nunca esperaron recibir nada más de su padre. Tal y como lo revelan los siguientes versículos, no tenían ninguna razón económica para permanecer cerca de su tierra natal.
Aún con mucho más dramatismo, los siguientes versículos nos mostrarán que Lea y Raquel se sentían tan engañadas como Jacob, y sabían que todo lo que su padre hacía era para sacarse su propio beneficio, no el de ellas, lo cual demostraba que las dos hermanas no tenían ninguna razón real para quedarse allí. A pesar de su amarga rivalidad (Génesis 30:8), la codicia de Labán era tan clara como el agua, incluso para sus propias hijas.
Génesis 31:1–21 describe los eventos que impulsaron a Jacob a escabullirse de Labán y dirigirse hacia su tierra natal de Canaán. Primero, se enteró de que Labán y sus hijos estaban descontentos con él por haberse "llevado" bienes que en principio le pertenecían a Labán. Entonces Dios le ordena a Jacob que se fuera, y le promete que estaría con él. Después de asegurarse el apoyo de sus esposas, Jacob preparó su gran familia y sus propiedades y se marchó hacia Galaad y luego directamente se fue hacia su tierra.
Génesis 31 describe la difícil separación que finalmente ocurrió entre Jacob y Labán, su suegro y el había sido su jefe durante veinte años. Durante ese tiempo, Jacob había sido maltratado y engañado de forma rutinaria. Después de que Dios le dijera que regresara a la tierra de Canaán, Jacob reunió a sus esposas, a sus hijos y todas sus posesiones y se fue sin decírselo a Labán. Labán pronto lo alcanzó con un gran séquito a sus espaldas. Finalmente, Labán y Jacob se enfrentaron amargamente. Sin embargo, finalmente hicieron un pacto de separación y se despidieron pacíficamente.
