Verso

1 Pedro capitulo 1

La Biblia de las Américas

3Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, 4para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para vosotros, 5que sois protegidos por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo. 6En lo cual os regocijáis grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, seáis afligidos con diversas pruebas, 7para que la prueba de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo ; 8a quien sin haberle visto, le amáis, y a quien ahora no veis, pero creéis en El, y os regocijáis grandemente con gozo inefable y lleno de gloria, 9obteniendo, como resultado de vuestra fe, la salvación de vuestras almas. 10Acerca de esta salvación, los profetas que profetizaron de la gracia que vendría a vosotros, diligentemente inquirieron e indagaron, 11procurando saber qué persona o tiempo indicaba el Espíritu de Cristo dentro de ellos, al predecir los sufrimientos de Cristo y las glorias que seguirían. 12A ellos les fue revelado que no se servían a sí mismos, sino a vosotros, en estas cosas que ahora os han sido anunciadas mediante los que os predicaron el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas a las cuales los ángeles anhelan mirar.
Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

3Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Cristo, que según su grande misericordia nos ha engendrado de nuevo en esperanza viva, por la resurrección de Jesús, el Cristo, de los muertos: 4Para la herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse, conservada en los cielos, 5para vosotros que sois guardados en la virtud de Dios por fe, para alcanzar la salud que está aparejada para ser manifestada en el postrer tiempo. 6En lo cual vosotros os alegráis, estando al presente un poco de tiempo afligidos en diversas tentaciones, si es necesario, 7para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual perece, mas sin embargo es probado con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando Jesús, el Cristo, fuere manifestado; 8al cual, no habiendo visto, le amáis; en el cual creyendo, aunque al presente no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorificado; 9obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salud de vuestras almas. 10De la cual salud los profetas (que profetizaron de la gracia que había de venir en vosotros), han inquirido y diligentemente buscado, 11escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo significaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos; el cual antes anunciaba las aflicciones que habían de venir al Cristo, y la gloria después de ellas. 12A los cuales fue revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas de los que os han predicado el Evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; en las cuales desean mirar los ángeles.
13Por lo cual, teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesús, el Cristo, os es manifestado, 14como hijos obedientes, no conformándoos con los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15mas como aquel que os ha llamado es santo, semejantemente también sed vosotros santos en toda conversación; 16porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 17Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación, 18sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación (la cual recibisteis de vuestros padres), no con cosas corruptibles, como oro o plata; 19sino con la sangre preciosa del Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin contaminación, 20ya ordenado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros tiempos por amor de vosotros, 21que por él creéis a Dios, el cual le resucitó de los muertos, y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sea en Dios. 22Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos a otros entrañablemente de corazón puro, 23siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra del Dios, viviente y que permanece para siempre. 24Porque: Toda carne es como la hierba, y toda la gloria del hombre, como la flor de la hierba. Se seca la hierba, y la flor se cae; 25mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la Palabra que por el Evangelio os ha sido anunciada.

¿Qué significa 1 Pedro capitulo 1?

El apóstol Pedro, uno de los 12 discípulos que Jesús eligió y entrenó mientras estuvo en la Tierra, les escribe esta carta a un grupo de cristianos que se habían dispersado por toda Asia Menor debido a las persecuciones que estaban sufriendo. Pedro les escribe para animarlos, y comienza hablando sobre su identidad como cristianos y la manera en que Dios los había bendecido en Cristo.

Primero, a través de su fe en Cristo, Dios les había hecho nacer de nuevo y ahora tenían una esperanza viva. Debido a que Jesús resucitó de entre los muertos, afirma Pedro, la esperanza que tenía en Jesús no era algo imaginario: sino algo que era tan real como Jesús mismo. Al ser hijos de Dios, todos recibiremos una herencia eterna, llena de gloria y que está asegurada para siempre. ¡Dios mismo nos está protegiendo!

Incluso durante nuestro sufrimiento, el cual puede ser muy real y duro de experimentar, los cristianos siempre se acaban beneficiando. Nuestra fe se fortalece y nuestra fe vale más que el oro. Nuestra fe glorificará a Jesús cuando vuelva. De hecho, Pedro dice que los cristianos tienen muchísimos motivos para regocijarse. El misterio del plan de Dios, el cual ha estado oculto durante siglos, tanto para los profetas como para los ángeles, se nos ha revelado en Cristo.

Sin embargo, es evidente que todavía no hemos llegado a casa. A continuación, Pedro aborda la cuestión de cómo deben vivir los hijos de Dios entre este momento y el día en que nos unamos a nuestro Padre, especialmente cuando pasemos por épocas de sufrimiento y persecución.

Primero, debemos saber que somos personas santas (o que han sido "apartadas") para cumplir un propósito especial. Aunque vivimos en el mundo, debemos vivir como extranjeros, como personas que se están preparando para regresar a casa. Debemos comprometernos mentalmente a poner toda nuestra esperanza en la gracia futura que Dios tiene preparada para nosotros. Deberíamos actuar como lo que somos: el pueblo de Dios, rechazando los malos deseos que en el pasado impulsaban nuestras acciones antes de que supiéramos realmente hacia dónde debíamos dirigir nuestros pasos.

Las decisiones que tomamos en la vida importan. Dios valora mucho nuestras vidas, incluso hasta el punto en el que pagó por ellas con la sangre de Cristo. De hecho, lo que heredamos de nuestros ancestros humanos fue una existencia que no tenía mucho sentido, ya que vivíamos en la futilidad. En cambio, lo que Dios nos dio es un verdadero propósito en la vida. En Cristo, nuestras vidas tienen sentido y nuestras decisiones tienen consecuencias importantes para nosotros y el mundo que nos rodea.

Una de las decisiones que podemos tomar en estos momentos es esforzarnos a la hora de amarnos los unos a los otros dentro de la familia cristiana, ya que eso forma parte de nuestro propósito y es la manera en que Dios quiere que vivamos nuestras vidas en este lado de la eternidad.

Nuestro tiempo en la Tierra es muy breve, pero nuestras vidas continuarán por toda la eternidad en Cristo. Él es la palabra del Señor, y la palabra del Señor, escribe Pedro, permanece para siempre. Esas son las buenas nuevas que en algún momento les predicaron a las personas que iban a leer la carta de Pedro, y en las que finalmente creyeron.
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