¿Qué significa 1 Pedro capitulo 2?
Al final, la manera en que viven los cristianos en este lado de la eternidad sí importa, y mucho. 1 Pedro 1 estableció quiénes somos: el pueblo de Dios mediante la fe en Cristo. Pedro nos habló sobre la razón por la que Dios quiere que los creyentes llevemos una vida santa diferente a la del mundo que nos rodea. Dios nos ha apartado para cumplir un propósito diferente. Pedro ahora comienza a ser más específico acerca de la manera en la que todo eso se puede aplicar a la realidad de nuestra vida cotidiana.Pedro comienza diciéndoles a los cristianos que dejen de lado algunas actitudes y acciones negativas específicas, y dice que lo que debemos hacer es aumentar el apetito que tenemos por el alimento espiritual tan puro que tenemos disponible en Jesús. ¿Por qué es esto importante? Porque Jesús es la piedra angular, o la piedra fundamental, de la nueva casa espiritual que Dios está construyendo y que fue profetizada desde hace ya mucho tiempo. Jesús es el elegido y el más importante. Por tanto, las personas que confían en Él también se convierten en piedras vivas de esa misma casa. Además, todas y todos ellos forman un sacerdocio santo mientras sirven en esa casa con la responsabilidad de ofrecerse diariamente como sacrificios espirituales que glorifican a Dios.
En cambio, las personas que rechazan a Cristo están destinados a tropezar con Él, pero los que confían en Él serán honrados tal y como lo será Cristo mismo. Cristo nos ha llamado a salir de la oscuridad en la que el mundo se ve atrapado y a entrar en la luz de Dios. Por lo tanto, es muy importante que vivamos nuestras vidas con honestidad y humildad, no porque si no lo hacemos podríamos perder la misericordia que Dios nos ha mostrado, sino porque en estos momentos lo estamos representando ante el mundo que nos rodea. Pedro insiste en que la Tierra no es nuestro verdadero hogar, y por eso debemos saber que somos extranjeros en el mundo y que estamos preparándonos para el día en el que partiremos para estar con nuestro Padre.
En realidad, no es fácil vivir de esa manera. Dios nos ha perdonado nuestros pecados en Cristo y hemos sido liberados del poder que tiene el pecado para tentarnos a hacer el mal. Sin embargo, aun así, seguimos queriendo pecar. Por tanto, debemos entablar una batalla contra nosotros mismos, principalmente porque, en Cristo, ahora tenemos la capacidad de ganarla.
Como parte de esa batalla, debemos someternos a las autoridades humanas. En esa época, los lectores de Pedro debieron haber sentido que tenían suficientes razones como para rebelarse en contra de las autoridades. De hecho, cuando Pedro escribió esta carta, el emperador romano era Nerón, un hombre malvado que mató brutalmente a muchos cristianos y a muchas otras personas. Muchos de los primeros cristianos vivieron como esclavos en el imperio romano, y algunos de ellos estaban siendo maltratados perversamente por sus amos.
Seguramente, al ser libres en Cristo, muchos cristianos pensaron que tenían el derecho de rebelarse en contra de las autoridades humanas que los tratasen mal, pero Pedro dice que esto no es así, ya que al ser libres en Cristo estamos bajo la autoridad de alguien muy superior, Dios mismo. La voluntad que Dios tiene para Su pueblo es la de someterse a las autoridades humanas, no por temor ni por lealtad a esas autoridades, sino para respetar y honrar a todas las personas en Cristo.
Por tanto, Pedro lo deja claro: los cristianos deben someterse a toda autoridad humana, ya sea el emperador, el gobernador o el amo de los esclavos. Esto no significa que tengamos que "obedecer" en todo (Hechos 5:29), sino que significa que debemos aceptar las consecuencias que resultan de nuestra obediencia a Dios. Al mismo tiempo, Pedro no respalda la esclavitud ni el maltrato de esclavos y sirvientes. Más bien, Pedro comparte con los esclavos cristianos la manera en que Dios quiere que soporten sus sufrimientos, incluso si sus sufrimientos son una injusticia.
Yendo más lejos aún, Pedro dice que todos los cristianos deben sufrir por hacer el bien. Eso es lo que Cristo, quien es nuestro verdadero ejemplo, hizo por nosotros cuando sufrió en la cruz. Cristo no tomó represalias ni amenazó a nadie, sino que soportó el dolor y la tristeza de Su sufrimiento y cargó con nuestros pecados muriendo la muerte que merecíamos. Nosotros no le pedimos que lo hiciera, pero si no lo hubiera hecho, continuaríamos siendo ovejas perdidas y sin rumbo. Sin embargo, Cristo lo hizo por nosotros, y por eso estamos bajo la protección y el cuidado de nuestro pastor y Señor.