Verso
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1 Pedro capitulo 4

La Biblia de las Américas

Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

1Pues que el Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también estad armados del mismo pensamiento; que el que ha padecido en la carne, cesó de pecado; 2para que ya el tiempo que queda en la carne, viva, no a las concupiscencias de los hombres, sino a la voluntad de Dios. 3Porque nos debe bastar que el tiempo pasado de nuestra vida hayamos hecho la voluntad de los gentiles, cuando conversábamos en lascivias, en concupiscencias, en embriagueces, en glotonerías, en orgías, y en abominables idolatrías. 4Y esto parece cosa extraña a los que os vituperan, que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución; 5los cuales darán cuenta al que está aparejado para juzgar a los vivos y a los muertos. 6Porque por esto también ha sido predicado el Evangelio a los muertos; para que sean juzgados en carne según los hombres, y vivan en espíritu según Dios. 7Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, templados, y velad en oración. 8Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente caridad; porque la caridad cubrirá multitud de pecados. 9Hospedaos amorosamente los unos a los otros sin murmuraciones. 10Cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo a los otros, como buenos dispensadores de las diferentes gracias de Dios. 11Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme a la virtud que Dios suministra; para que en todas las cosas sea Dios glorificado por Jesús el Cristo, al cual es gloria e imperio para siempre jamás. Amén.

¿Qué significa 1 Pedro capitulo 4?

En el capítulo 4, Pedro anima a los cristianos a comprometerse a cumplir el propósito de nuestras vidas en Cristo. Durante los capítulos anteriores. Pedro dijo que somos un "pueblo santo". Dios nos ha rescatado de las vidas sin sentido que estábamos viviendo y nos ha apartado del mundo para cumplir Sus propósitos. Dado que los creyentes reciben vidas nuevas y eternas en Cristo, debemos comenzar a pensar como Jesús, incluida la forma en que Jesús pensaba y actuaba a través del sufrimiento.

Jesús sabía que iba a sufrir en la Tierra de acuerdo con la misión que iba a cumplir. Pedro tiene claro que nosotros también sufriremos en esta vida. De hecho, ese sufrimiento forma parte de la misión que Dios nos ha encomendado realizar en la Tierra. Debemos estar listos y dispuestos a sufrir por Cristo, tal y como Él lo hizo por nosotros. Al hacerlo, nos alejaremos del pecado, especialmente de los pecados que adormecen la mente y que nos instan a simplemente buscar los placeres superficiales de esta vida.

Cuando nos sometemos a Cristo, nos alejamos del egoísmo y del narcisismo. Las personas que se dejan llevar por el alcohol, las fiestas y la idolatría no entenderán ni aceptarán el estilo de vida cristiano. De hecho, les molestará el hecho de que los cristianos se nieguen a formar parte de ese estilo de vida. Según Pedro, cuando nos negamos a hacer lo que hacen los no creyentes, al final nos acabarán criticando; esto es especialmente cierto en las situaciones en las que los creyentes solían cometer esos mismos pecados, pero ya no lo hacen debido a que Cristo los ha cambiado para siempre.

Pedro nos hace una advertencia y nos anima al mismo tiempo: el fin de todas las cosas se acerca, y el Juez está de camino. En lugar de vivir siendo esclavos de los placeres de la vida, debemos tener mucho cuidado de mantener la mente clara y concentrarnos para poder orar fielmente. Debemos esforzarnos mucho para amarnos bien los unos a los otros. Debemos compartir, servir y hablarnos los unos a los otros con los dones que Dios nos ha dado, con Sus palabras y con Su fuerza.

Una vez más, los momentos en los que sufrimos no deberían sorprendernos. Más bien, debemos concentrarnos en el momento en que la gloria de Cristo será revelada en todo el universo. Deberíamos ver nuestro sufrimiento actual como algo temporal, algo de lo que todavía podemos regocijarnos. Nuestro dolor en el aquí y ahora contribuirá a ese momento eterno de gloria. Entonces, en lugar de sentir vergüenza cuando nos insultan o persiguen por ser cristianos, debemos recibirlos como insignias de honor que glorifican a Dios.

Pedro concluye el capítulo compartiendo una idea difícil: Dios puede usar el sufrimiento para "juzgar" o disciplinar a Sus hijos. Dios no castiga a los creyentes de esta manera debido a sus pecados, ya que Cristo ha pagado por todos ellos en la cruz. Más bien, Cristo hace esto para acercarnos a Él y alejarnos de todas las cosas destructivas del mundo que podrían atraernos a seguir pecando.

¿Cómo deben responder los cristianos ante el sufrimiento? Debemos encomendarle nuestras almas a Dios y hacer buenas obras.
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