Capítulo
Verso

Mateo 2:11

LBLA Y entrando en la casa, vieron al Niño con su madre María, y postrándose le adoraron ; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.
NBLA Entrando en la casa, vieron al Niño con Su madre María, y postrándose Lo adoraron; y abriendo sus tesoros Le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.
NVI Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra.
RV1960 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
JBS Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones: oro, e incienso y mirra.

¿Qué significa Mateo 2:11?

El versículo anterior nos habló sobre lo felices que estaban los sabios, o "magos", al ver que la búsqueda del niño que iba a convertirse en el "rey de los judíos" había llegado a su fin. En realidad, no tenemos detalles sobre si sabían que Jesús era el Hijo de Dios, o si tenían alguna idea de la manera en que Él iba a salvar o reinar sobre Israel. Estos sabios eran hombres que estaban profundamente interesados en astrología, astronomía y profecías antiguas y, tal vez, también estaban interesados en sueños y acontecimientos sobrenaturales.

Lo que sí sabemos es que creían que Jesús era un rey verdadero y significativo cuyo nacimiento cumplía una profecía. También sabían que Él era el Cristo de Israel y era digno de adoración, al menos en el sentido en que debían rendirle homenaje debido a que era alguien superior a ellos. Algunos eruditos creen que estos hombres eran reyes de algún tipo, porque lo que estaban haciendo aquí podría haber cumplido algunas profecías que se encuentran en el Antiguo Testamento (Salmo 68:29; Salmo 72:10–11; Isaías 60:6; Isaías 49:7).

Esta situación no ocurre en el mismo establo y durante la misma noche en que nació Jesús. Tradicionalmente, especialmente en los belenes, se coloca a los reyes magos en el establo adorando a Jesús en su pesebre (Lucas 2:7). Sin embargo, la Biblia indica que habían pasado varios meses, e incluso hasta dos años, desde que eso ocurriera. En esos momentos, José, María y Jesús se habían establecido en una casa en Belén, aunque la ciudad natal de José estaba en Nazaret, en la parte norte de Israel conocida como Galilea.

Los sabios se postraron ante el niño en un gesto de profundo respeto y sumisión. Jesús estaba con María, su madre, pero ellos solo adoraron al niño, el Cristo. Los sabios, entonces, sacaron regalos extremadamente valiosos que habían traído consigo y los colocaron en frente de Jesús. El hecho de ofrecerle regalos a un rey u otro ser superior era una práctica común en Oriente Medio y una señal de gran respeto.

Los regalos eran oro, incienso y mirra. El incienso es un tipo de goma o resina que brilla y se usaba para crear un aroma específico durante rituales religiosos. La mirra también tenía un olor fuerte y se usaba tanto para perfumar como para embalsamar objetos. Estos tres regalos eran muy caros. Afortunadamente, estos regalos les ayudarían mucho a José y a María para poder financiar el viaje de emergencia que tuvieron que hacer a Egipto para huir de Herodes (Mateo 2:13).

Este texto en particular no conecta estos regalos con ningún simbolismo específico. Sin embargo, muchos estudiosos y comentaristas sí que lo han hecho. Por lo tanto, es probable que el oro represente la realeza de Jesús. El incienso simboliza Su divinidad y sacerdocio. La mirra, por otro lado, presagiaba Su muerte y resurrección.
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