¿Qué significa Hebreos 9:5?
Este versículo destaca una idea que a menudo se pierde al interpretar los versículos que van desde el 1 al 4. El propósito de esta sección es resumir los componentes principales que se usaron durante el sistema de sacrificios del antiguo pacto. Más adelante, se explicarán como si fueran símbolos del ministerio de Jesucristo. El escritor no busca darnos una explicación profunda y detallada de exactamente dónde se encuentra cada uno de estos elementos. Más bien, dadas las preocupaciones más urgentes, el escritor "ahora no puede hablar en detalle". Los versículos anteriores enumeraban los artefactos del templo, como el arca del pacto, la vara de Aarón, un recipiente con maná, etc. Estos primeros cinco versículos se enfocan en tales objetos, mientras que los siguientes cinco se enfocan en acciones.Los últimos elementos mencionados aquí son los querubines del arca del pacto. El arca era una caja de madera, revestida de oro, que contenía las tablas en las que Dios había escrito la Ley (Éxodo 25:10–16). Los querubines mencionados aquí eran pequeñas estatuas de oro de ángeles con sus alas extendidas hacia adelante, que "cubrían" la parte superior del arca (Éxodo 25:17–22). Este era el lugar donde se rociaba sangre como parte de los sacrificios de Israel por sus pecados. Simbólicamente, esto representaba cómo Dios "veía" la sangre de un sacrificio, en lugar de la ley rota y limitada que fue escrita en las tablas de piedra.
Hebreos 9:1–10 explica cómo las habitaciones y los artefactos del templo solo tenían el propósito de ser símbolos. De hecho, esos artículos estaban destinados específicamente a mostrar cómo el antiguo pacto no podía eliminar la barrera que existía entre Dios y el hombre. El uso de rituales externos solo puede aliviar los sentimientos de culpa, pero en realidad no puede eliminar el pecado o cambiar la naturaleza de una persona. La existencia de las cortinas, que separan a los hombres de los lugares santos, también es un símbolo de cómo el antiguo pacto nos separa de Dios. Esto establece una comparación, en el siguiente pasaje, que muestra cómo el sacrificio de Cristo "completa" esta simbología y logra la perfección en nuestra relación con Dios.
El capítulo 9 de Hebreos explica cómo el antiguo pacto incluía varios lugares y rituales físicos. Estos, según el escritor de Hebreos, siempre fueron concebidos como símbolos. Todos sus detalles, y los inconvenientes que sufrieron, estaban destinados a apuntar hacia el medio "verdadero" de nuestra redención, que es Cristo. A diferencia de los sacrificios de animales, que deben repetirse y que no pueden cambiar a las personas por dentro, el sacrificio de Jesucristo ofrece una solución para el pecado de una vez por todas, permanente y completamente eficaz. El hecho de que Cristo murió por el pecado solo una vez y para siempre también significa que la próxima vez que Cristo venga, no vendrá como un sacrificio, sino para cumplir finalmente el plan de Dios.