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Hebreos capitulo 4

La Biblia de las Américas

Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

1Temamos, pues, alguna vez, que dejando la promesa de la entrada en su Reposo, parezca alguno de vosotros haberse apartado. 2Porque también a nosotros nos ha sido anunciado como a ellos; mas no les aprovechó el oír la palabra a los que la oyeron sin mezclar fe. 3(Pero entramos en el Reposo los que hemos creído,) de la manera que dijo: Así que les juré en mi ira, no entrarán en mi Reposo, aun acabadas las obras desde el principio del mundo. 4Porque en un cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5Y otra vez aquí: No entrarán en mi Reposo. 6Así pues, resta que algunos han de entrar en él, y que aquellos a quienes primero fue anunciado, no entraron por causa de la incredulidad, 7Determina otra vez un cierto día, diciendo: HOY por David tanto tiempo después, como está dicho: Si oyereis HOY su voz, no endurezcáis vuestros corazones. 8Porque si Jesús Josué en el Heb. les hubiera dado el Reposo, no hablaría después de otro día. 9Así que queda el sabatismo para el Pueblo de Dios. 10Porque el que ha entrado en su Reposo, también él ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. 11Apresurémonos, pues, de entrar en aquel Reposo, que ninguno caiga en semejante ejemplo de incredulidad. 12Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas, y los tuétanos; y que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. 13Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas y abiertas a sus ojos, de lo cual hablamos.

¿Qué significa Hebreos capitulo 4?

El capítulo 4 de Hebreos se hace eco de un tema que es muy común en otras partes del Nuevo Testamento. En otras epístolas, Pablo contrarresta a varios maestros falsos que afirman que los cristianos se han perdido permanentemente algún aspecto de su experiencia cristiana. A menudo, esto se refería a que la segunda venida de Jesús ya había ocurrido (2 Tesalonicenses 2:1–3; 2 Timoteo 2:17–18). En el capítulo 3, el escritor de Hebreos le advirtió al lector sobre que no se perdiera el "reposo" ofrecido por Dios, debido a la desobediencia (Hebreos 3:12–13). Aquí, parece estar asegurándoles a esos mismos lectores que la oportunidad de obtener este descanso no se les ha pasado por alto (Hebreos 4:1).

El capítulo 3 se centró en la falta de confianza que Israel le mostró a Dios en las fronteras de Canaán. Esta desobediencia fue inspirada por la falta de fe en Dios; el temor que sentían por la tarea que tenían entre manos hizo que Israel tropezara. Como resultado, toda una generación fue condenada a vagar por el desierto en lugar de entrar en la Tierra Prometida (Números 13–14). La idea que se comparte en el capítulo 3 es que la desobediencia condujo a la pérdida de la herencia: no se trata de la pérdida de la salvación, ya que Dios no mandó a Israel de vuelta a Egipto, sino que más bien se perdieron las mayores recompensas. Esta diferencia también se encuentra en otras partes del Nuevo Testamento, donde la paz con Dios que conduce a la salvación (Romanos 5:1) no es lo mismo que la paz de Dios que viene a través de la obediencia (Filipenses 4:6–8). Esto se ve también como parte de la promesa que Cristo nos ha hecho de salvar a todos los que se acerquen a Él con fe (Juan 6:39–40), así como Él también les ofrece mayores recompensas a aquellos que se mantienen firmes en su fe (Apocalipsis 2:26–27).

En este capítulo, el escritor señala una vez más que fue la desobediencia, no una fecha límite, lo que causó el sufrimiento de Israel. Mucho después de que Moisés y Josué se acercaran a Canaán, escritores como David animaron al pueblo de Israel a entrar en el "reposo" ofrecido por Dios (Salmo 95). Lógicamente, esto significa que el "reposo" que se proporcionó cuando Josué conquistó Canaán no fue una oportunidad única, o algo que ya no iba a estar disponible nunca más (Hebreos 4:8).

El verdadero problema para Israel en Canaán fue el hecho de no obedecer a Dios debido al miedo. Según el escritor de Hebreos, Dios solo descansó cuando completó Su obra creativa (Hebreos 4:3–4). De este modo, Israel perdió su reposo en Canaán cuando cometieron un error a la hora de completar las tareas que Dios les había encomendado hacer (Hebreos 4:6). Entonces, en un sentido muy literal, el "reposo" ofrecido por Dios no se trata de un tipo de relajación u ocio, sino que se trata de las recompensas que vienen una vez que hemos completado las obras que se nos asignaron (Hebreos 4:9–10). Esto significa que los cristianos salvos deben hacer todo lo posible para obedecer a Dios mientras podamos hacerlo (Hebreos 4:11).

La clave de nuestra capacidad para completar nuestro trabajo es la Palabra de Dios, específicamente las Escrituras (Hebreos 4:12). La naturaleza humana hace que sea fácil confundir la piedad egoísta con la piedad verdadera (Mateo 7:21–23). Podemos engañar a otros (1 Samuel 16:7), e incluso engañarnos a nosotros mismos (Jeremías 17:9), pero no a Dios (Hebreos 4:13). Como un cuchillo afilado, la Biblia, la cual es "viva y eficaz", puede distinguir incluso entre aquellas cosas que creemos que son inseparables. Esto es importante, ya que todos nuestros pensamientos y acciones serán juzgados por Dios (Mateo 12:36).

Sin embargo, nuestra relación con Dios es única en la fe cristiana. Según la Biblia, Aquel que nos juzga siente una poderosa simpatía por nuestras debilidades (Hebreos 4:15). Cristo no solo ha experimentado nuestro sufrimiento, tentación y lucha (Filipenses 2:8), sino que lo ha hecho sin caer en el pecado (2 Corintios 5:21; 1 Juan 3:5; 1 Pedro 1:19). Esto lo convierte en nuestro ejemplo perfecto (Hebreos 2:10) y nuestro sacrificio perfecto (Hebreos 2:14). También nos da confianza para acercarnos a Él en oración. Debido a que Él sabe de primera mano lo que significa ser humano, también comprende nuestros defectos (Hebreos 2:18). Por lo tanto, no debemos tener miedo de llevarle nuestros miedos, fracasos y necesidades (Hebreos 4:16).

Este capítulo se está refiriendo a Josué, quien finalmente condujo a Israel hacia Canaán. Según el capítulo 4 de Hebreos, Dios les da a los que le obedecen todo lo necesario para cumplir con las tareas que Él les asigna. Josué obedeció a Dios y descubrió que Cristo estaba de su lado, literalmente (Josué 5:13–15). A diferencia de aquellos que cayeron en la incredulidad, Josué ejemplificó lo que realmente nos puede proporcionar una fe basada en la confianza.
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