¿Qué significa Hebreos 9:25?
Bajo el antiguo pacto, Dios le ordenó a Moisés que construyera dos habitaciones dentro del tabernáculo, que era un templo móvil construido por el pueblo de Israel. El primero se llamaba el Lugar Santo, y dentro de él estaba el segundo: el Lugar Santísimo. Estas áreas estaban restringidas solo a ciertos sacerdotes en ciertos momentos, lo cual estaba destinado a simbolizar la separación que existía entre Dios y las personas. Estas áreas también se utilizaron como lugar para los sacrificios de animales, que eran necesarios para el perdón de los pecados del pueblo de Israel. Desafortunadamente, esos sacrificios no pudieron cambiar a la gente desde adentro y solo pudieron ofrecer un respiro temporal.Tal y como se nos decía durante el último versículo, el servicio de Cristo como nuestro sumo sacerdote ocurre en un lugar mejor. De hecho, ocurre "en el mismo cielo", un lugar que los servicios terrenales solo podían alcanzar a través del simbolismo. Aquí, el escritor de Hebreos señala que el sacrificio de Cristo es superior al ofrecido por los sacerdotes terrenales. En lugar de ir una y otra vez, sacrificarse a Sí mismo una y otra vez, Cristo puede ofrecer un derramamiento de sangre único, perfecto y permanente para cubrir el pecado humano. Esta idea continúa en el siguiente versículo.
Hebreos 9:11–28 continúa explicando cómo el nuevo pacto en Jesucristo es superior al antiguo pacto. Este pasaje se enfoca en dos ventajas principales de este nuevo pacto: que Cristo sirve en un templo mejor y que Cristo ofrece un sacrificio superior. El templo físico y sus implementos estaban destinados a ser símbolos del "verdadero" lugar de servicio de Cristo en el cielo. A diferencia de los sacrificios limitados de animales, la muerte única de Jesús pudo salvarnos completamente del pecado.
El capítulo 9 de Hebreos explica cómo el antiguo pacto incluía varios lugares y rituales físicos. Estos, según el escritor de Hebreos, siempre fueron concebidos como símbolos. Todos sus detalles, y los inconvenientes que sufrieron, estaban destinados a apuntar hacia el medio "verdadero" de nuestra redención, que es Cristo. A diferencia de los sacrificios de animales, que deben repetirse y que no pueden cambiar a las personas por dentro, el sacrificio de Jesucristo ofrece una solución para el pecado de una vez por todas, permanente y completamente eficaz. El hecho de que Cristo murió por el pecado solo una vez y para siempre también significa que la próxima vez que Cristo venga, no vendrá como un sacrificio, sino para cumplir finalmente el plan de Dios.