Verso

Mateo 9:34

LBLA Pero los fariseos decían: El echa fuera los demonios por el príncipe de los demonios.
NBLA Pero los Fariseos decían: “El echa fuera los demonios por el príncipe de los demonios.”
NVI Pero los fariseos afirmaban: «Este expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios».
RV1960 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
JBS Mas los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.

¿Qué significa Mateo 9:34?

Las Escrituras nunca presentan los milagros como algo rutinario, común u ordinario. Los milagros son eventos físicos "imposibles" que solo se pueden explicar a través de la intervención de Dios. En particular, los milagros tienen el objetivo de proporcionarnos algún tipo de mensaje. De hecho, esa es la razón por la que el Nuevo Testamento a menudo se refiere a tales actos con el nombre de "señales" (Juan 6:14; 20:30–31). Sin embargo, como cualquier tipo de evidencia, estas señales pueden ignorarse o malinterpretarse. Algunos miembros de los líderes religiosos judíos de Israel estuvieron presentes en muchas de las curaciones de Jesús y lo escucharon enseñar, incluidos los fariseos

A pesar de ser testigos oculares de las innegables demostraciones de poder de Jesús sanando a los enfermos, expulsando demonios e incluso resucitando a los muertos, los fariseos se negaban a creer lo que otros ya habían llegado a creer: que Jesús era el Mesías, el Hijo de David quien había sido prometido desde hacía mucho tiempo, había llegado por fin para salvar a Israel.

Para rechazar esa conclusión, los fariseos necesitaron encontrar una explicación del poder que había detrás de los milagros de Jesús de alguna otra manera. Después de haberlo visto expulsar a otro demonio durante el versículo anterior, los fariseos que estaban allí dijeron que Él expulsaba a los demonios gracias a la ayuda del príncipe de los demonios. Con esto querían decir que Satanás era la fuente de poder que había detrás del fácil dominio que Jesús tenía sobre los demonios y quizás también el poder que había detrás de Sus otros milagros.

Nicodemo, otro fariseo, no estaba de acuerdo con esto. De hecho, fue en busca de Jesús por la noche y dijo: "Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie podría hacer estas señales que tú haces si Dios no estuviera con Él" (Juan 3:2).
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Resumen de contexto
Mateo 9:27–34 nos describe la curación de dos ciegos y un mudo. Los ciegos siguieron a Jesús entre la multitud, gritando: "ten misericordia de nosotros, Hijo de David!". Ellos creían que Jesús era el Mesías y Aquel que podía devolverles la vista. Jesús lo hizo, pero ellos comenzaron a decírselo a todo el mundo, incluso aunque Jesús les dijera que no lo hicieran. A continuación, le llevaron a Jesús un hombre que estaba siendo oprimido por un demonio. El demonio había provocado que el hombre no pudiera hablar. Jesús expulsó al demonio y el hombre comenzó a hablar. Las multitudes se maravillaron de esto, pero los fariseos llegaron a la conclusión de que el poder que Jesús tenía sobre los demonios provenía de Satanás.
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Resumen del capítulo
Mateo 9 continúa mostrándonos la manera en que Jesús autenticaba Sus afirmaciones de ser el Mesías mediante poderosos milagros de curación y expulsando demonios. Jesús cura a un paralítico después de decirle que sus pecados habían sido perdonados. Entonces, Jesús llama a Mateo para que lo siga y celebra una cena con Mateo y otros recaudadores de impuestos. Jesús responde a las preguntas de unos fariseos y otras personas. Una mujer toca Su manto y se cura de una enfermedad de 12 años, y Jesús resucita a una niña muerta. Jesús le devuelve la vista a unos hombres que eran ciegos y habla con un hombre que está siendo oprimido por demonios. Jesús nos demuestra que sentía una gran compasión por las multitudes.
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