¿Qué significa Mateo 6:21?

Las prioridades de una persona se reflejan de dos formas: sus talonarios de cheques y su agenda de citas. En otras palabras, donde una persona gasta su dinero y su tiempo nos muestra una prueba de lo que realmente valora. Por lo tanto, decir algo como "esto es importante para mí" es hipocresía si no viene respaldado por la forma en que vivimos nuestras vidas.

Este conocido versículo llega hasta el corazón de la enseñanza de Jesús en el Sermón del Monte (Mateo 5:1–2). La mayoría de las personas que escucharon a Jesús crecieron creyendo que lo que más le importaba a Dios era el desempeño: las acciones, el comportamiento y las palabras. De hecho, se pensaba que los fariseos eran las personas más espirituales porque seguían de cerca comportamientos atados a reglas, regulaciones y tradiciones. Lo que Cristo ha estado enseñando es que Dios se preocupa más por lo que Su pueblo está pensando y sintiendo. Las acciones justas importan, pero son verdaderamente justas solo cuando van acompañadas de un corazón devoto (Mateo 6:1–2, 5–6, 16–17).

Jesús también le ha aplicado esta perspectiva al dinero, y nos ha enseñado a no acumular riquezas y posesiones en la tierra, ya que todas estas cosas son temporales y se pierden fácilmente. En cambio, Jesús ha dicho que debemos acumular recompensas en la eternidad a través de la devoción interior que sentimos hacia Dios (Mateo 6:19–20). Lo que Jesús quiere decir aquí no es que los cristianos no puedan tener riquezas, o que no deberían poseer nada. Más bien, Jesús quiere decir que solo podemos tener una prioridad (Mateo 6:24), y esa prioridad debe ser Dios.

Las actitudes que tenemos hacia la riqueza importan porque nuestros corazones son propiedad de lo que consideramos nuestro "tesoro". Ese resulta ser el verdadero fundamento de nuestros pensamientos, afectos y esperanzas. Si enfocamos nuestro tiempo, nuestra energía y nuestros esfuerzos en amasar una riqueza para nosotros en la tierra, esa riqueza se convertirá en el objeto de nuestra devoción. Si nos concentramos en recibir recompensas de Dios en el cielo, nuestro corazón se centrará en la experiencia de disfrutar ese "tesoro" para siempre. En lugar de estar motivados por las riquezas temporales, estaremos concentrándonos en honrar a Dios y Su voluntad.