¿Qué significa Mateo 18:4?
Los discípulos le hicieron una pregunta a Jesús debido a su propia ambición de grandeza (Mateo 18:1–3). Se veían a sí mismos como doce hombres dentro de una especie de organización que pronto se convertiría en un reino. Se imaginaban ocupando las posiciones más importantes dentro de este nuevo reino que Jesús establecería en la Tierra y era sólo una cuestión de averiguar cuál de ellos era el más importante. Todavía no entendían que Jesús no había venido a establecer Su reino político (Juan 18:36), sino a sufrir y a morir por los pecados de la humanidad.Jesús ahora les ofrece una respuesta, una que debió haberlos desconcertado muchísimo. Jesús señaló al niño que había puesto en medio de Su grupo y dijo que cualquiera que se humillara tanto como este niño sería importante en el reino de los cielos.
¿Qué significa humillarse como un niño? Jesús no está diciendo que los niños sean naturalmente sabios, puros, inocentes y maduros. Todos sabemos que eso no es verdad. Los niños son humildes en el sentido de que reconocen que no tienen el control de sus propias vidas. Dependen de los demás para recibir todo lo que necesitan y desean. Tampoco tienen ningún tipo de estatus en la sociedad. Por lo tanto, en ese sentido son humildes todo el tiempo.
El más grande en el reino, entonces, es el más humilde, el más consciente de que no tiene poder alguno, el que más depende de Dios para que le de todo lo que necesita para sobrevivir.
Mateo 18:1–6 describe la sorprendente respuesta que Jesús compartió con los discípulos sobre quién era el mayor en el reino de los cielos. Jesús llama a un niño, lo pone en medio del grupo, y dice que deben volverse "como niños" para poder entrar en el reino, algo que hace referencia a la humildad y a la obediencia sincera. El más grande es el que se vuelve más humilde. Los que reciben a niños en el nombre de Jesús de esa manera, también lo estarán recibiendo a él. Usando una metáfora sobre el ahogamiento, Jesús nos advierte sobre lo que le pasará a cualquiera que provoque que uno de Sus seguidores acabe pecando.
En este capítulo, Jesús usa dos preguntas de los discípulos para enseñarles algunas lecciones importantes. El "mayor" en el reino es el que se humilla tanto como un niño. Ser tentado es algo inevitable en nuestra vida terrenal, pero vale la pena llegar a los extremos para no caer en el pecado. Aun así, los que se caen no deben ser odiados ni despreciados. Dios Padre los valora mucho y no quiere que ninguno de ellos perezca. De hecho, Jesús establece un proceso claro y cuidadoso para ayudarnos a enfrentarnos al pecado en los demás antes de que debamos alejarlos de la comunidad. Cristo también responde a la pregunta de Pedro sobre el perdón con una parábola. Esa historia representa tanto la asombrosa naturaleza del perdón de Dios como la forma en que debemos responder nosotros siendo cristianos.
