¿Qué significa Mateo 10:29?
Jesús acaba de decirle a los apóstoles que ellos sí debían temer a Dios, quien es capaz de destruir tanto el cuerpo como el alma en el infierno (Mateo 10:28). Lo que Jesús quiere decir es que debemos preocuparnos más por Dios y Su voluntad que por las opiniones o los ataques de la gente del mundo.Ahora, Cristo añade que una relación adecuada con Dios no se basa únicamente en temer que Dios tiene poder para destruirlo todo, sino que también brota de la confianza en el hecho de que Dios nos cuida. Los cristianos deben confiar en Dios porque Dios los está observando y es consciente de ellos, y estará con ellos y ellas incluso hasta el punto de la muerte.
Jesús ilustra el cuidado de Dios usando el ejemplo de dos pajarillos. Dios creó todas las formas de vida que hay en la tierra, incluidos gorriones. En aquella época, uno podía comprar dos gorriones por solo un centavo. El evangelio de Lucas dice que se vendían cinco gorriones por un par de monedas (Lucas 12:6). Los israelitas más pobres consumían pajarillos (gorriones) como alimento, y estos pajarillos tenían muy poco valor económico en esa cultura. Aún así, ni un solo gorrión se muere sin que Dios lo sepa. Dios es siempre consciente de todo lo que le ocurre a Su creación.
La idea aquí es que, si Dios se preocupa por los pajarillos, obviamente también se preocupa mucho más por Su propio pueblo. Su pueblo no se caerá al suelo sin que el Padre lo sepa y se preocupe de ellos. Esto no significa que Dios siempre evitará que Sus hijos sufran todo tipo de daño (Mateo 5:3–12). La raíz de esta confianza se basa en el hecho de que los creyentes saben que nada sucede sin el conocimiento y el cuidado de Dios. Por lo tanto, cuando llegan los tiempos difíciles, esto nunca debe verse como una señal de que Dios se haya olvidado de nosotros.
Jesús se refiere a Dios aquí diciendo "el Padre", y les aclara a Sus apóstoles que Dios los ve como a Sus propios hijos, quienes tienen una relación personal con Él. De esto modo, no debían temer la ira de sus perseguidores, porque su Padre Dios iba a estar observándolo todo y estaría allí por y para ellos, incluso si llegaran a morir.
Mateo 10:26–33 continúa con Jesús animando a Sus apóstoles, mientras los estaba enviando a los Doce y les estaba otorgando Su autoridad. Jesús les ordena a los apóstoles que proclamen por todas partes lo que les estaba diciendo ahora. A ellos tambiÉn los perseguirían, pero no debían tener miedo. Sus enemigos solo podían matar el cuerpo, pero Dios, en cambio, puede tambiÉn matar el alma. Por lo tanto, debían recordar que su Padre se preocuparía por ellos. Dios estaría allí cuando se cayeran. Jesús dice que, un día, Él tambiÉn reconocería ante Su Padre a todo aquel que lo reconociera ante los demás. Aquellos que negaran quien era, el Hijo de Dios, Jesús tambiÉn los negaría a ellos.
Jesús les dio la autoridad y el poder que Él mismo tenía sobre las enfermedades, los demonios e incluso la muerte a Sus doce apóstoles, a quienes Él mismo había elegido. Jesús les da instrucciones en preparación tanto para un viaje a corto plazo que iban a realizar hacia los pueblos de Galilea como para Su ministerio despuÉs de que Él los dejara. Primero, iban a predicar Su mensaje del reino en los pueblos israelitas mientras sanaban y expulsaban demonios para demostrar el poder de Jesús. DespuÉs, sufrirían una gran persecución ante los judíos y gentiles al intentar representar a Jesús. Sin embargo, no debían tener miedo, y debían confiar en que su Padre estaría con ellos y los recompensaría por hacer todo esto.