¿Qué significa Romanos 9:1?
Pablo cambia repentinamente de tema y comienza a concentrarse en el pueblo de Israel. Pablo acaba de terminar de argumentar que, debido a la muerte y a la resurrección de Jesús, todos los que van hacia Dios a través de la fe en Cristo serán amados por Dios para siempre. De hecho, nada en toda la creación podrá separar a cualquiera que esté en Cristo del amor de Dios (Romanos 8:38–39).Quizás eso provocó que Pablo pensara en su propio pueblo, Israel. Algunos judíos habían llegado a la fe en Cristo, pero la gran mayoría había rechazado a Jesús como el Mesías. Pablo expresa cómo esto hace que se le rompa el corazón en este versículo y en el siguiente.
Pablo comienza insistiendo apasionadamente en que lo que está a punto de decir lo está diciendo con toda sinceridad. Quizás le preocupaba que algunos lectores no le creyeran. Después de todo, ¿no estaba él en grave conflicto con los líderes religiosos judíos? ¿No habían intentado matarlo? En realidad, los líderes judíos habían hecho eso exactamente en repetidas ocasiones para tratar de evitar que Pablo predicara las buenas nuevas acerca de Jesús. Sin embargo, Pablo declara que su conciencia da fe del hecho de que lo que está a punto de decir en el siguiente versículo es verdad en el Espíritu Santo. Pablo está desconsolado por sus hermanos y hermanas judíos.
En Romanos 9:1–18 Pablo está desconsolado debido a que su pueblo, los judíos, han rechazado a Cristo; de hecho, se les ha dado tanto debido a que eran el pueblo escogido de Dios… y Pablo insiste en que Dios cumplirá sus promesas con Israel. Sin embargo, no todos los que nacen en Israel son verdaderamente "Israel", escribe Pablo. A continuación, se ofrecen algunos ejemplos específicos para mostrar que Dios, de hecho, elige a aquellos que recibirán Sus bendiciones. El siguiente pasaje aborda si esta elección de Dios es justa o no lo es.
Romanos 9 comienza con Pablo describiendo la angustia que siente por su pueblo, Israel, debido a que rechazaron a Cristo. Después de describir todos los privilegios que Dios le había dado al pueblo judío como nación, Pablo insiste en que Dios cumplirá esas promesas. Sin embargo, Pablo dice que no todas las personas que nacieron en Israel pertenecen a Israel. Dios se reserva el derecho de mostrarles misericordia a unos y no a otros, tal y como Pablo lo demuestra en las Escrituras. Dios es como un alfarero que crea vasos para ser destruidos y otros para ser glorificados. Dios ha llamado a su pueblo, tanto a los gentiles como a los judíos, a tener fe en Cristo, quien es la piedra de tropiezo.